Empecemos hablando de la inconsciencia de la población general de nuestro país. En la actualidad estamos en puertas de sufrir una de las epidemias más fuertes, y se trata del dengue.
Esta enfermedad está cada vez más resistente y en tan solo 20 días del año 2020 se tienen más de 250 notificaciones de posible dengue, de los cuales varios se encuentran internados en situación grave en diferentes centros asistenciales del departamento de Caaguazú.
Es lamentable ver cómo la gente tan fácilmente tira sus desechos por las ventanas de los vehículos y en los patios de sus viviendas, convirtiéndolos en minivertederos y a su vez en potenciales criaderos del mosquito transmisor del mal, el Aedes aegypti.
Ahora hablemos de la ineficiencia del Ministerio de Salud Pública y que afecta directamente a los centros hospitalarios del interior del país.
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Para la confirmación de los pacientes con dengue indefectiblemente los estudios deben hacerse en laboratorios del Ministerio de Salud y tarda un promedio de entre 20 y 30 días en volver los resultados. Mientras tanto, los pacientes deben estar en la cuerda del “vivir o morir” con tratamientos basados solo en estudios primarios que según la propia cartera de Estado no son seguras.
Pareciera ser como un gran negocio, en donde se busca monopolizar los estudios laboratoriales, pero extremadamente ineficientes.
Muchos médicos se ven atados de pies y manos y no queda más que calificar como “casos probables”, mientras que la situación del paciente empeora.
La ineficiencia se ve en todos los sectores de la sociedad y se cometen los mismos errores de siempre. Si las autoridades y la población no toman conciencia sobre este mal y no existe un trabajo conjunto, seguiremos sumergidos en el sufrimiento de la ineficiencia y la inconsciencia.