El mangueo

Este artículo tiene 9 años de antigüedad

“Jaha ñamanguea...”. Lo que en España significaría “ir de copas o tapas”, en la jerga guaraní es sencillamente “ir a comer mangos”. Vale decir, meterse en un mangal, treparse frondosos árboles, arrancar las mejores frutas o, a falta de honditas, buscar cualquier proyectil que dé en el blanco del hilo carnoso del que cuelgan y cazarlo al vuelo.

Décadas atrás, cuando la cotidianeidad era más rudimentaria, los mangos recolectados iban a parar a una latona o balde de agua fresca a la espera de ser saboreados a tal punto de embadurnarse la cara y comer hasta el empacho. La “mangueada” de nuestra infancia era una actividad casi obligada de las soporíferas siestas campesinas.

La modernidad dejó al olvido esta actividad y cambió el ritmo. Obliga a comportamientos más refinados.

La palabra “manguear”, al parecer, casi había quedado en el olvido. Cuando menos se escucha poco hoy día, en este sentido. La Real Academia Española de la Lengua rescata el vocablo en la acepción de “buscar o recoger el fruto del mango” como un aporte hondureño.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

En el Río de la Plata significa coloquialmente “pedir prestado cosas o dinero con frecuencia”. Aunque esta es una práctica cotidiana, hace años que no se escucha que alguien “manguea plata”. En la función pública directamente no se pide, se roba.

Los paraguayos podríamos reivindicar la frase en el sentido de la abundancia de la fruta y hacerla parte de toda una campaña a favor del mango. En la alimentación, más aún en esta temporada de intenso calor estival, el mango ofrece toda una gama de propiedades por su contenido en Vitamina A, C y betacarotenos.

Cada vez se descubren mayores propiedades a esta especie rica en fibras, antioxidantes y anticancerígenos; baja niveles de colesterol, disminuye la hipertensión y mejora la salud de la vista.

En Areguá, la capital de Central, se realiza hasta el próximo 7 de febrero el “Festival del Mango”, en el que se presentan recetas dulces y saladas, líquidas y sólidas para la sabrosa fruta; mermeladas, helados, tortas y hasta vinos.

La iniciativa es de unas mujeres emprendedoras que en otra época del año se dedican al cultivo y comercialización de la frutilla.

El mango es originario de la India y prodigiosamente se afincó en tierras americanas como en ninguna otra parte del planeta desde el año 1700. Lo introdujeron los portugueses en el Brasil y de allí se expandió a la región.

Los europeos no gozan de la suerte nuestra de tener mangos a tutiplén. A veces no sabemos qué hacer con los frutos, un problema para la recolección domiciliaria. En el Viejo Continente cuesta varios euros. Aquí es gratis y se deja pasar y pisar.

En muchos hogares paraguayos es crítica la falta de consumo de frutas y verduras. Los paraguayos somos más carnívoros y adictos a los carbohidratos que favorecen los problemas de hipertensión y obesidad.

Qué tal si cambiamos el significado peyorativo e incómodo de “manguear” por el de aprovechar mejor el mango. Será beneficioso para el estómago, los bolsillos y la misma economía familiar.

pgomez@abc.com.py