Preguntas sobre valores

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Observando las expresiones que usamos en nuestras conversaciones normales, se llega a la conclusión de que hay mucha distancia entre los valores que expresamos y los que vivimos; que hay mucha distancia entre la frecuencia del tema y lo que realmente sabemos sobre los valores; que hay distancia entre preferencias de valores de los jóvenes y de los adultos; y que hay diferencias y distancias por razón de género entre valores preferenciales de las mujeres y de los hombres.

Repasando la historia de la filosofía de los valores, por ejemplo, leyendo la inspirada síntesis de Amelia Valcárcel en “10 palabras clave en Ética” (2008,413-426) llegamos a la conclusión de que los valores son históricos, es decir, que a través de la historia incorporan cambios, y desde luego que son culturales, porque cada cultura tiene sus propuestas.

No obstante, hay valores que gozan de tanto acuerdo, que prácticamente se consideran universales y absolutos, porque son queridos para sí por todos, y trascienden tiempos y culturas, como pueden ser el amor y la justicia.

El análisis de cualquier valor evidencia que ningún valor tiene vocación solitaria, todos existen en constelación. Si tocas un valor, te darás cuenta de que inevitablemente estás entrando dentro de las fronteras de otros. Por ejemplo, no tiene sentido hablar de amor o caridad si no hay justicia con el destinatario o destinataria de tu amor o tu caridad; no hay justicia si no va acompañada del respeto a la persona y sus derechos.

Una sociedad, una familia, una pareja, una persona sin valores, es inviable. Un mundo sin valores no es habitable. Por eso todas las sociedades andan atareadas e insistiendo en la necesidad de educar en valores y preocupadas por lo que hemos convenido en llamar “crisis de valores”.

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Este panorama plantea muchas preguntas. Los ciudadanos comunes tenemos casi las mismas preguntas que los filósofos y teóricos de los valores: Al fin y en concreto ¿qué son los valores? ¿Cuáles son los valores que verdaderamente valen para todos en el siglo XXI? ¿Quién tiene que enseñar, educar en valores? ¿Cómo educar ahora en valores? ¿A quiénes hay que educar? ¿Cómo promover los valores? ¿Cuáles son los valores específicos de cada profesión? Por ejemplo, ¿cuáles son los valores de los auténticos políticos? etc.

Los valores personales tienen siempre proyección social. Toda persona, por el mero hecho de existir tiene compromiso social, nace de una micro sociedad, vive en la sociedad y gracias a ella y tiene responsabilidad social. Por eso las respuestas a las preguntas sobre los valores deben ser respondidas y consensuadas en lo posible por toda la sociedad.

La dificultad de encontrar una definición de lo que es un valor surge de la cantidad de términos valorativos y diferentes valoraciones que hacemos constantemente, por nuestra costumbre natural de valorar todo en función de nuestros gustos, deseos, necesidades, posibilidades, ideales, apreciaciones, etc.. Consideramos que vale lo que nos gusta, lo útil, lo que nos ayuda, lo que nos beneficia, lo que nos interesa, lo que nos divierte, y así sucesivamente.

Los muchos filósofos especializados en filosofar sobre valores nos han dejado algunas definiciones. Para entendernos y hacer más sencillo el desafío me contento con decir que los valores son cualidades del ser.

Pero de todas las respuestas posibles a las preguntas sobre los valores, pienso que lo más importante, aunque sea necesario, no es saber qué son los valores; lo más importante es decidir quiénes son los responsables de educar en valores en nuestra sociedad.

En sentido estricto la responsabilidad de educar es de las madres y padres y de los educadores profesionales. En sentido total, la responsabilidad es de la sociedad. Y en sentido legal, además de la sociedad y la familia, la responsabilidad es de los municipios y del Estado, por medio, sobre todo, (no exclusivamente) del Ministerio de Educación y Cultura.

Explicito el paréntesis “no exclusivamente”, porque es evidente la altísima responsabilidad de los Poderes Judicial y Legislativo en la educación y formación de los ciudadanos en valores. Si las leyes y la justicia no proponen y defienden los valores necesarios, tales leyes, abogados, fiscales y jueces no son fieles a su misión ni al pueblo.

jmontero@conexion.com.py