El viceministro del Trabajo, Luis Orué, informó que ya son 1950 pedidos de suspensión de contratos laborales de las empresas que afectan a aproximadamente a unos 45.000 trabajadores y que a nivel país registran unas 900.000 denuncias por despidos.
“Las 30.000 personas que ya tiene el IPS en su nómina son las personas que fueron afectadas con la suspensión del contrato laboral. La suspensión de contrato no implica un desempleo, justamente por eso está estipulado esta figura en el Código Laboral para que no se puedan perder el empleo, lo que hace es suspender, es mas ni siquiera altera la antigüedad la suspensión del contrato.
No se pierde antigüedad
“La suspensión es una interrupción temporal cuyas cláusulas están establecidas en la ley que se pueden dar para que justamente durante el plazo que solicita el empleador pueda reponer al trabajador sin perder los beneficios establecidos en la ley, como la seguridad social y antigüedad”, explicó Luis Orué.
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Juventud trabajadora
Nico Martínez de 29 años, trabajador independiente comenta que la juventud venía desempeñándose ya en el ámbito de los rubros informales.
Muchos de estos puestos son los considerados “changas” y suelen elegirse por la facilidad y flexibilidad con la que se disponen los horarios.
“Estos trabajos son los más afectados por la cuarentena. La informalidad y la precarización dispusieron una normalidad que ahora nos mantiene completamente indefensos a los trabajadores de estos rubros. Gran parte de la juventud veía en estos puestos una posibilidad de sostener sus realidades. Considerando también que se suele problematizar o demonizar cualquier intento de sindicalización de los diferentes sectores, hoy los mismos se ven abandonados a su suerte, sin la contención ni garantía necesarias para poder llevar a adelante sus proyectos individuales” señala Nico.
Penas encimadas
Laura Armoa, de 27 años, profesional del área de la Salud (psicología), estuvo trabajando hasta el 13 de marzo en una escuela pública en la cuidad de Limpio contratada por una organización no gubernamental que se dedican a la formación y capacitación de profesionales para proveer de docentes en las Escuelas Básicas.
“A tres días del decreto presidencial sobre la cuarentena y suspensión de las actividades académicas, contactan vía correo electrónico exponiendo que estábamos protegidos y que no nos preocupáramos por los ingresos y beneficios adquiridos y que seguiríamos realizando nuestras planificaciones y proponer propuestas de recalendarización, pero tres días después nos contactan vía on line en conferencia grupal y nos comunican del despido masivo a todo el plantel.
“En mi caso y el de otras compañeras, al acceder a este empleo, tomamos la decisión de mudarnos de cuidad o departamento para poder estar cerca de la escuela y dedicarle el mayor tiempo posible a la enseñanza, eso desencadenó una mayor crisis porque nos dejaron con las inversiones y lo percibido ni siquiera cubrió esos gastos, no nos tuvieron en cuenta pese a que sabían de todos los detalles mencionados. Siento penas encimadas, por nosotras las mujeres, por ser profesionales sin empleo digno, porque varias son madres solteras, porque soñamos en enseñar, porque dejamos a cientos de niñas y niños sin profesoras y profesores, porque dejamos nuestras familias detrás de este proyecto, porque vi a mujeres que vinieron del interior para realizar la labor”.
Situación desmoralizante
Cecilia Fariña, de 20 años, trabajadora del área gastronómica junto a otras compañeras, fueron suspendidas en sus puestos de trabajo. No saben si van a acceder al seguro de desempleo. “Nos descontaron lo correspondiente al seguro social del IPS, pero desde febrero que no estaban girando el monto respectivo a la previsional. Muchas ni siquiera alcanzamos a cobrar el salario mínimo”.
“Todo esto conlleva no poder ayudar a nuestras familias para el sostenimiento del hogar y mucho menos para continuar con nuestros estudios, es una situación desmoralizante, por eso es más que necesario ver cómo podemos organizarnos para resistir. Esta crisis afecta con fuerza principalmente a la juventud trabajadora. En especial a los que trabajamos en área de la gastronomía y locales de comidas rápidas. En esta época de crisis somos las y los trabajadores los primeros en ser afectados por las suspensiones y despidos, o simplemente no nos pagan”.
