En el 2019 más de 1.600.000 son pobres y casi 300.000 personas extremadamente pobres. Estas cifras deben engrosarse con los 43.000 trabajadores con suspensión de contratos, miles de despedidos y trabajadoras informales que no pueden salir a trabajar.
La feminista y trabajadora social Gloria Bareiro, quien trabajó en varios proyectos en Cobañados, señala que: “Ya son unos 50 días de cuarentena, y a esta medida se le atribuye el relativo éxito de mantener bajo el nivel de contagio del covid-19 en nuestro país, pero vale el esfuerzo de pensar ¿Quiénes son los verdaderos héroes y heroínas que han evitado, hasta ahora, cientos o miles de muertes?”.
“Claramente al pueblo trabajador se le debe atribuir el logro de la cuarentena, que ha optado por preservar la vida y la salud a costa de enormes sacrificios, que no son menores cuando se trata del hambre de los miembros de la familia” recalca Bareiro.
Señala que la respuesta del gobierno es tardía e insuficiente, y que debiendo dar respuesta a las necesidades florece una creciente solidaridad de clase, entre los sectores más pobres de los barrios donde empezaron las ollas populares que como en el cuento, sopa de piedras, empezaron juntando lo poco que tenían para compartir.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Seguidamente grupos de jóvenes, de vecinos y de trabajadores y trabajadoras que aún conservan su trabajo empezaron a apoyar con insumos o cocinando y llevando alimentos a los barrios más carenciados.
“El ejemplo de las ollas populares se extendió como reguero de pólvora, que fue y es la forma en la que se está garantizando no solo la alimentación de miles de personas, sino el éxito de la cuarentena. Las que no faltaron a la cita, así como lo muestra la historia, durante las guerras, las crisis económicas, las luchas del pueblo, son las mujeres. Son miles de mujeres las que están en la primera línea, protestando ante a la ineficiencia del Estado, gestionando recursos, cocinando para 200 a 300 personas por día. En la práctica, la salida a nuestros problemas no es el individualismo pregonado por el capitalismo “cada uno para sí y dios para todos”, sino el trabajo, el esfuerzo común y la socialización de los recursos”, puntualiza la trabajadora social.
Solidaridad
“La solidaridad que se evidencia es parte de nuestras historias cotidianas en los barrios populares y entre la clase trabajadora, solidaridad que emerge ante una situación, o sufrimiento común. Así la escuela construida por toda la comunidad y no solo por los que tienen hijos escolares, las polladas para los enfermos del barrio, las cientos de obras realizadas en mancomunión de los vecinos, eso que suele estar poco visible es lo que surge con fuerza y se potencia en momentos de crisis. Esta solidaridad contrasta, con el egoísmo típico del gobierno que inclusive en medio de la miseria potenciada por la crisis sanitaria se constatan impúdicos hechos de corrupción como los casos conocidos como Luis Aguirre en la Dinac y la Patricia Samudio de Petropar.
“Las crisis suelen ser momentos, que a pesar de su dureza, pueden dejar aprendizajes, lecciones que debemos hacer consiente: reconocer, que las mujeres están en la vanguardia en momentos de crisis, que tienen capacidad de autorganización, creatividad y liderazgo, del valor social del trabajo y de la importancia del cuidado”, recalcó la feminista.
