Los sueños de Archi en Villarrica

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Los sueños
de Archi en Villarrica
Los sueños de Archi en Villarricagentileza

Desde el Guairá, Archi, un artista plástico autodidacta, está dando a conocer su talento y visión contemporánea de temas típicos y del imaginario colectivo paraguayo de campo. En una exposición individual a concretarse –cuando el coronavirus lo permita–, ofrecerá al público la posibilidad de disfrutar de su propuesta.

Sueños se denomina la muestra proyectada por Arsenio Aguilar Archi. Se trata de piezas de gran formato realizadas con la técnica del óleo sobre lienzo; datan de los últimos años y, en esta ocasión, las recopila con el hilo conductor de sus propios anhelos.

Es la primera exposición individual del artista, quien se declara un observador constante de la naturaleza y, muchas veces, parte de sus propios sueños como inspiración artística.

Comenta Jean Baptiste Messié que “mucho más allá de simples referencias a los grandes de la pintura del Renacimiento, surrealista o realista, la observación de las obras de Archi nos muestra cómo las asimiló perfectamente para devolver al Paraguay sus colores en escenas locales, que ama con ternura y que forman parte de nuestra herencia. Observe detenidamente, sumérjase en los detalles de cada obra y verá también el trabajo, en pleno impulso de madurez, de un niño que antes conversaba con las estrellas, de un adulto que sueña con colores y de un artista que, a su vez, nos hace ver la magia”.

El artista cuenta que trabaja en varias obras al mismo tiempo, muchas veces hasta de temáticas muy dispares. El universo de la muestra que está preparando refleja sus preocupaciones genuinas desde temprana edad: la naturaleza, la ciencia y el arte –sus grandes pasiones, afirma–. Pasaba las noches admirando las estrellas y los animales de su natal Villarrica; escapaba de casa para recostarse en algún patio y observar el gran techo celeste y, luego, decidió plasmar estos temas a través de las artes visuales.

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Archi –como se da a conocer–, no solo se remite a pintar sobre la ciencia y la naturaleza, sino que llevó a la práctica esta curiosidad, con la fabricación de sus propios pigmentos –tanto de procedencia orgánica como inorgánica– en varias ocasiones.

A la hora de plantearse una obra todo recurso es válido para Archi. Él recurrió a sus sueños y recuerdos de la niñez para desarrollar esta colección. Memora que disfrutaba siempre de acostarse temprano, con el solo objeto de permanecer relajado imaginando los escenarios más diversos, ya que viajar y recorrer caminos con su mente era primordial para su naturaleza curiosa y creativa. También cada paso desde la casa a la escuela era una mina de oro para el futuro pintor, ya que aprovechaba este momento para observar con detalle las hojas de los árboles, animalitos que se cruzaban, las formas que iban tomando los caminos por el continuo transitar del hombre, entre otros aspectos del ambiente. Esa impregnación de imágenes en su creciente imaginario se ve traducida hoy en trazos al óleo.

Cordillera del Ybytyruzú

Una de sus musas, la cordillera del Ybytyruzú, aparece más adelante entre sus objetos preferidos de estudio, así como otros paisajes típicos –y otros no tanto– de su natal Guairá. Pero sus paisajes no se enmarcan dentro de lo típico, puesto que el artista incluye animales extintos, o seres a escalas excepcionales, o bien personajes de sus sueños más profundos y personales.

Las primeras exposiciones colectivas de las que participó lo pillaron ya cuando contaba con una inmensa cantidad de exploraciones pictóricas en el anonimato. Coqueteó también con la escultura en arcilla negra –material con el que contaba en las cercanías de su hogar de niñez–, lo que facilitó la incorporación del “pensamiento en 3D” que luego lo ayudaría también en sus obras sobre plano, puesto que su comprensión de las proporciones la obtuvo a través de la observación y el trabajo escultórico con las manos, según él mismo comenta.

Se fue haciendo conocido poco a poco, pero aún hoy le reclaman que sigue muy escondido, teniendo tanto que mostrar. Sueños representaría un hito en su ascendente carrera, por ser la primera vez que se anima a lanzarse en solitario.

En un recorrido por sus propuestas se observa una obra muy llamativa y, a la vez, serena, de un chico tendido sobre una rueda. El pequeño se encuentra soñando, aprovechando el país de las fantasías en su cabeza para observar el cosmos. El espacio-Tierra, el espacio-firmamento y el espacio intangible del sueño se entremezclan en esta escena que recuerda mucho a él mismo en su infancia. Ángeles del sueño, halos, destellos y otros elementos inundan su arte, que parte de lo tradicional y lo trasciende.

Arsenio Aguilar se desempeña también como profesor de escultura en la Escuela de Arte Municipal de Villarrica y ha lanzado el libro “Polinizaciones” en el año 2018, con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fondec). Algunas de sus obras ya se hallan en colecciones internacionales en países como EE. UU. y Australia.

alba.acosta@abc.com.py

Fotos: Gentileza.