Cámara en acción

Con una sencillez que sorprende, Javier Cámara se acerca y saluda cordialmente. Lleva unos días en Asunción pasando sus vacaciones y aún así acepta dar entrevistas a los medios locales. Es el último día de 2014, un calor que casi entrecorta la respiración y es en el hotel Las lomas donde nos recibe para hablar de su carrera y las ganas que tiene de participar en una película paraguaya.

Invitado por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, a quienes conoció en España, Javier Cámara aceptó conocer Paraguay porque necesitaba descansar. “En el 2014 vino el Goya, porque había un trabajo previo en el 2013 de cinco películas. Imagínate. Fue una locura el 2013 y el 2014 ha sido un año maravilloso también, a nivel profesional fantástico y a nivel personal”, señaló Javier, quien en febrero del año pasado ganó el Goya a mejor actor por Vivir es fácil con los ojos cerrados, dirigida por David Trueba.

“Creo que arrastro un cansancio del 2013. Fue un año muy agotador. Hice cinco películas y fue bastante duro, entonces, de repente, hay como una sensación de ir como corriendo y dices: ‘Necesito descansar. Necesito tomar un tiempo prudencial para observar otras cosas, otras culturas’. Este viaje, por ejemplo, para mí es muy enriquecedor, porque además de que en España es muy agobiante. Madrid en estas fechas está llena de gente de otros lugares, entonces, en cuanto ven una persona que les parece famosa, a veces, es un poco incordiante. Entonces, necesitaba un descanso y cuando Tana y Juan Carlos me dijeron: ‘¿Por qué no te vienes? Vente a disfrutar unos días’. Estuvieron en Madrid y organizamos algunas fiestas preciosas, y fue muy bonito. Entonces, me parecía razonable venirme y disfrutar unos días también”, dice acerca de su viaje a nuestro país.

Con una trayectoria actoral interesante en cine, televisión y teatro, Javier Cámara también vino para compartir su experiencia en una charla abierta en el Centro Cultural Paraguayo Americano. Además de Hable con ella, figuran en su filmografía La mala educación, La vida secreta de las palabras, Alatriste, Los girasoles ciegos, Que se mueran los feos, Una pistola en cada mano, Los amantes pasajeros, Ayer no termina nunca y Vivir es fácil con los ojos cerrados, entre otros.

Actuar es como las maratones

Al evaluar su profesión, la compara con una maratón. “Esta carrera es así. Cuéntame de la carrera de alguien que haya sido perfecta. No existe. Esta carrera es de maratón y cada kilómetro es una película, y en cada kilómetro tienes cinco películas cada año. En las carreras de maratón le preguntas al campeón del mundo y seguro te dice: ‘En el kilómetro 12 estuve por retirarme. En el kilómetro 13 tenía una sed que me moría y, de repente, veía que me pasaban corriendo, y en el kilómetro 20 como que me sentía mejor, pero en el kilómetro 25 me volví a sentir horrible. Entonces, pensé quedarme’. Esta carrera es una carrera de larga distancia. Uno no puede estar pensando. Ya sacaremos conclusiones cuando tengamos 80 años, si llegamos. Uno no puede pensar que por una película ya estás en un lugar o esta película te ha posicionado en un sitio, sabemos que no. Sabemos que esto hay que trabajárselo todos los días”, sostiene.

Para Javier, lo bueno de Hable con ella es que tenía un guión maravilloso, un director maravilloso y un elenco maravilloso, con un equipo técnico increíble. Una película con la que recorrió varios países y que le trae muy buenos recuerdos. “Entonces ya contabas con unas cosas maravillosas. Hay otras películas que no lo tienen y que, de repente, también surgen genialidades. En otras películas, a veces, te tienes que fajar mucho más y tienes que poner más energía porque son más complicadas. No es una carrera corta. No es una carrera: ‘Ay qué bien, ya llegaste’. No consiste en llegar, consiste en mantenerse y seguir aprendiendo. Consiste en seguir teniendo la misma ilusión, seguir teniendo la misma capacidad de sorpresa para que cada momento puedas enrojecerte de pudor o llorar, emocionarte, bostezar o reírte, pero intentar estar en el momento, en el papel y conectado con todo eso. Me parece que es una carrera muy complicada. Uno se da cuenta cuando ha tenido un éxito, que el año siguiente siempre puede ser un año nefasto y ese éxito no te ha servido para nada. Esas son las lecciones que te da esta carrera. Uno llega y dice: ‘Ay que bien. Ya está, vas a hacer una película con Meryl Streep’. Dices tú: ‘Bueno, sí, ¿pero?’. ‘Ya ganaste el Goya. Ya está todo perfecto’. No. Ahora es más responsabilidad. Ahora tienes que demostrar que sí has ganado un premio importante y que tienes una solvencia interesante y que eres un actor solvente. Ahora no puedes fallar. Ahora es cuando no puedes fallar. Antes podías, no te conocía nadie”, resalta.

Trabajar juntos

Sobran ganas por estar en un proyecto juntos, tanto de Maneglia-Schémbori como de Cámara. “Ojalá que sí. Creo que en Paraguay se van a hacer 20 películas este año. Qué maravilla para un país que tenía tal deficiencia audiovisual, pero creo que tanto Tana como Juan Carlos abrieron las fronteras con 7 cajas. Vi 7 cajas en España. Estuvieron nominados a los Goya. Fue un éxito la película. La verdad que gustó muchísimo en muchos lugares y eso creo que ha animado a mucha gente que estaba deseando como entrar en el terreno audiovisual, porque hay que acordarse que es un terreno muy caro, que implica mucha gente. Ser pintor en tu casa con tus cuadros, pues bueno, sí, las pinturas cuestan dinero, pero es un trabajo más solitario. El cine es un trabajo muy comunitario, en el cual se implica mucha gente muy talentosa y se necesita mucho dinero; entonces, imagino que cuando no hay una cultura audiovisual muy anclada, el político siempre tiene cierta reticencia a apoyar, pero deberían darse cuenta, por ejemplo, que 7 cajas ha abierto las fronteras de Paraguay al mundo y es una película que habla sobre Paraguay, que habla sobre algo muy concreto paraguayo y, de repente, empatizó con muchísimos públicos en muchos sitios”, opina acerca del éxito de 7 cajas y no puede dejar de compararla con las películas del famoso director manchego. “Almodóvar es entendido en muchas partes del mundo cuando de pronto sus películas tienen esa chispa de genialidad. Un localismo brutal, pero de repente te meas de la risa y dices: ‘Es como mi abuela acá en Paraguay o como en Tokio’. Cuando un artista consigue eso es mágico y anima mucho a otras personas. Por ejemplo, hay grandes cineastas seguidores de Almodóvar a lo largo y ancho del mundo, y me imagino que les pasará lo mismo a Tana y Juanca con respecto a las jóvenes promesas del cine y el arte paraguayo. Hay alguien que abrió el camino y eso es siempre tremendamente positivo para un país”.

Es fácil conversar con Javier. Hay tanto de qué hablar, pero no podemos sacarle mucho tiempo, porque Juan Carlos Maneglia lo espera para salir a almorzar y seguir disfrutando de la capital paraguaya. Antes de despedirnos, queremos saber qué piensa llevarse de nuestro país. “¿Sabes lo que me apetece mucho de Paraguay?”, nos dice. “Me apetece mucho la calma de Paraguay, la mirada de la gente. Hay gente muy tierna. Lo poco que he hablado con la gente es verdad que les hace ilusión que alguien les cuente de otra cinematografía, como la española. Me siento muy halagado por las preguntas, no solo tuyas, sino de la gente que me pregunte por Pedro Almodóvar, por David Trueba, por los Goya, por el cine. Pero uno viene a empaparse de otras cosas, a empaparse de calma, de humedad, de pasear, de llenar una mochila que quizás vacía durante años a través del trabajo, a través de un esfuerzo personal; entonces, fundamentalmente, me encantaría tener un contacto con Hispanoamérica y con Iberoamérica”, remarca.

El vuelo de regreso a España está marcado para hoy. De seguro, Javier se lleva una mochila llena de vivencias maravillosas que las recordará por siempre. Ojalá, pronto vuelva.

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