La experiencia de Corea del Sur y el grado de diversificación de la economía paraguaya y sus principales desafíos

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Exportaciones de productos primarios
Exportaciones de productos primarios

La diversificación económica permite ampliar el rango de bienes que produce un país, lo cual lo hace menos vulnerable con respecto al caso en el que las exportaciones están concentradas en un solo producto (crudo, cobre, diamantes, soja, etc.). No obstante, involucra numerosas políticas que deben ser implementadas para lograr el objetivo. Es importante señalar que la diversificación económica es un proceso de largo plazo, cuya discusión, en muchos casos, se activa luego de que un país experimenta un choque negativo, debido, por ejemplo, a la caída en el precio internacional de una materia prima.

Se pueden necesitar años o quizás décadas para desarrollar el capital humano con las destrezas necesarias para abordar los requerimientos reales del país, lo cual, a su vez, permitirá que se puedan incorporar avances tecnológicos o desarrollar nuevas tecnologías productivas.

Pero, ¿cuál debería ser la política de diversificación? Uno de los casos más exitosos de diversificación económica lo constituye Corea del Sur, cuyo despegue se inició con la declaración de la universalidad de la educación primaria, que le permitió, inicialmente, concentrarse en una industria manufacturera intensiva en trabajo.

En los años 60, Corea del Sur adoptó un enfoque de industrialización orientado a la exportación, donde potenció sus ventajas comparativas y aprendió las prácticas comerciales internacionales. Este esquema se llevó a cabo a través del esfuerzo conjunto del sector público y privado, ya que se compartió el riesgo de la inversión y se generaron planes de desarrollo quinquenales que eran implementados por el sector privado. Su seguimiento se hacía en reuniones de promoción de exportaciones, donde se ajustaba la estrategia para lograr el volumen propuesto de envíos al extranjero.

En los años 70, dieron el salto hacia una industria química pesada, pese a que sus ventajas comparativas se encontraban en la industria ligera. El éxito en este sector provino, entre otros factores, de la promoción de exportaciones, apoyo gubernamental, inversión en capital humano e infraestructura.

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En los años 80, avanzaron en la industria electrónica, y una década después incursionaron en la industria de telecomunicaciones móviles. Para el siglo 21, la estrategia abarcó el desarrollo de tecnologías verdes y de información, con la finalidad de crear nuevos motores de crecimiento.

De hecho, en el año 2003, se relanzaron las zonas económicas libres, con miras a atraer inversiones extranjeras, dado el acceso a una infraestructura con puertos, aeropuertos y red ferroviaria moderna; mercado laboral con personal calificado, sobre todo en el área de electrónica e industria automotriz, exenciones fiscales, subsidios y asistencia financiera.

Lo anterior resume la historia económica de un país que quedó devastado por una guerra contra Corea del Norte (1950-1953), pero que con políticas adecuadas, como su inserción en el comercio mundial, llegó a tener en 50 años uno de los parques industriales más grandes a nivel mundial, lo que permitió que el ingreso por habitante, a paridad de poder de compra, ascendiera de US$ 11.633 (1990) a US$ 35.938 (2017). Por ello, esta experiencia se ha llamado “el Milagro en el río Han”, el cual atraviesa Seúl, la capital del país.

¿Y qué tan diversificada es la economía paraguaya?

Para responder esta pregunta hay que revisar la estructura de las exportaciones del país. En efecto, cifras del Banco Central del Paraguay (BCP) referentes a las exportaciones por niveles de procesamiento muestran que el promedio de los últimos tres años, del lapso enero– junio, resultó de 36,7% para los envíos al exterior de bienes primarios, 29,9% para los de origen agropecuario; 22,9% para los combustibles y energía y sólo 10,5% corresponde a productos industriales.

Particularmente, dentro de la categoría de productos primarios, durante el período enero–junio de 2019, el 79,8% de las exportaciones correspondió a soja. Para los bienes agropecuarios, el 43,9% de los envíos fueron de harina y aceite de soja, en tanto que el 38,3% fue de carne bovina. En el caso de combustibles y energía, el 100% se trató de energía eléctrica.

En lo que respecta a los bienes de origen industrial, las exportaciones no se encuentran tan concentradas, para el lapso bajo análisis el 28,4% se encuentra en hilos, cables y demás conductores de electricidad; 8,2% en artículos para transporte o envasado de plástico; 8,0% en los demás artículos textiles y 4,5% en productos farmacéuticos. Cabe señalar que estos sectores, en su mayoría, han sido favorecidos por el sistema de incentivos fiscales de la Ley N° 60/90.

Como se puede evidenciar, el caso paraguayo es complejo, ya que apartando la energía eléctrica, los principales productos exportados son materias primas, las cuales están afectadas por la variabilidad en el precio internacional del producto y, además, por factores climáticos.

De hecho, durante el primer trimestre de 2019, el Producto Interno Bruto (PIB) se redujo 2,0%, debido principalmente a la caída registrada en la actividad agrícola (-11,9%), sector que resultó afectado por inundaciones que generaron una merma en el rendimiento de la cosecha. Además, influyó la reducción en el precio internacional de la soja. Algo similar ocurrió en el sector de ganadería, forestal, pesca y minería, donde el precio internacional de la carne también registró una disminución, que afectó a esta actividad económica (-5,6%). Por su parte, el rubro manufactura solo registró una caída de 2,1%.

Parte de la literatura económica señala que una forma para lograr el desarrollo económico es que los productores de materias primas logren crecer aguas abajo, lo cual consiste en agregar valor a lo que producen. Por ejemplo, si el país posee árboles, entonces podría exportar muebles en lugar de madera.

Sin embargo, para Hausmann y otros miembros del Observatorio de Complejidad Económica (OCE) de la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachussets, el camino al desarrollo no necesariamente funciona de esa manera. Para el OCE las economías poseen distintos grados de complejidad, algunas producen materias primas (cacao, acero, otros) y otras elaboran bienes con mayor valor agregado (chocolates, automóviles, otros).

Cada proceso productivo requiere conocimientos y habilidades específicas y, con ello, se van generando distintas combinaciones de estos factores que llevan a que países como Finlandia, avancen de talar árboles a producir máquinas automatizadas para cortar madera y, de allí, celulares (Nokia). Por tanto, las economías necesitan acumular conocimiento productivo y utilizarlo para hacer una mayor variedad de productos más complejos.

Para entender este proceso de transformación de las economías, el OCE creó el Índice de Complejidad Económica (ICE), que mide la intensidad de conocimiento de una economía, tomando en consideración los productos que exporta. Además, ayuda a predecir el crecimiento futuro y a explicar la desigualdad en el ingreso entre países. Cuando se revisa el ICE para los países de América Latina y algunos del Caribe, destaca que Paraguay ocupa la posición N° 87 de 133 países. México y Costa Rica se encuentran entre los 50 países con mayor diversidad en sus exportaciones. Por su parte, el Salvador ha aprovechado la abundancia en mano de obra para desarrollar la industria de maquila y ampliar su base exportadora, con la finalidad de no concentrarse exclusivamente en productos agrícolas. Guatemala y Honduras también han avanzado en esa dirección.

Este indicador es evidencia adicional de la baja diversificación de la economía paraguaya, que si bien ha mejorado su posición relativa con respecto a lo observado en los últimos cinco años, continúa en un lugar más cercano a Perú, país minero, que a sus vecinos Argentina o Brasil.

¿Hacia dónde hay que avanzar y cuáles son los desafíos finales?

Las políticas económicas que un país puede aplicar para promover el desarrollo inclusivo y minimizar la desigualdad de ingresos, incluyen algunas estrategias que se implementaron en Corea del Sur desde 1960. Por ejemplo, en lo que respecta a la educación, esta debe estar relacionada con los planes de crecimiento del país, ya que si se busca formar un conglomerado industrial o tecnológico se necesitan habilidades específicas. En este sentido, puede ser necesario que la población estudie carreras en campos como química, matemáticas, ingeniería, entre otras áreas, para cubrir los requisitos especiales de estas empresas.

Dado que el capital humano es uno de los principales motores para impulsar el crecimiento económico y mejorar las condiciones de vida de la población, se requiere capacitación permanente de los trabajadores para mantener sus conocimientos y habilidades actualizados, de forma que puedan enfrentar nuevos objetivos de innovación. También se debe invertir en investigación y desarrollo, así como en tecnología de la información.

Estas iniciativas podrían ser financiadas por los sectores público y privado, para evitar que el déficit fiscal aumente, debido al importante volumen de recursos dedicados a estas actividades. Lo ideal sería trabajar en forma cercana con las empresas que producen bienes y servicios y, además, son contribuyentes.

En lo que respecta a las universidades y otras instituciones educativas, sus planes de investigación deben centrarse en proyectos relacionados con las necesidades de las empresas, por ejemplo, en países como Japón y Chile, que son sísmicos, se investigan nuevos mecanismos para amortiguar el movimiento de las estructuras cuando ocurre el terremoto, tecnología que es implementada por las empresas constructoras.

Otro conjunto de políticas abarca el área macroeconómica, donde destacan: estabilidad económica, manejo prudente de la política fiscal (uso de reglas fiscales que permitan mantener un déficit fiscal bajo; incentivos fiscales para empresas), transparencia, rendición de cuentas, política monetaria prudente (baja inflación, Banco Central independiente que no financie el déficit del gobierno); tipo de cambio competitivo (tasa flexible que permita contener la variabilidad en el mercado internacional), buen clima de negocios (baja burocracia, registro rápido para nueva empresa); respeto de los derechos de propiedad (inversión segura, la empresa no será expropiada y podrá repatriar beneficios a su casa matriz), entre otras cosas.

Las políticas macroeconómicas garantizan un entorno que impulsa el crecimiento económico, donde las empresas crean y producen nuevas tecnologías y bienes; amplían la base de trabajadores (reducen la tasa de desempleo) y mejoran los ingresos de la población.

Además, al comercializar los productos en los mercados internacionales se obtienen avances en materia de insumos y productos; se incorporan nuevas tecnologías e innovaciones, se aprenden nuevas formas de producir o generar un bien, entre otras cosas. Los beneficios del comercio permiten que la población local compre bienes de calidad a un precio inferior, por tanto, los ingresos de estas personas aumentan y su bienestar también.

Finalmente, el desafío más importante que enfrenta el país está asociado al avance en la escalera de calidad de los productos, lo cual se refiere a incorporar valor agregado y conocimiento a los bienes que se exportan para desconcentrar los envíos al exterior de materias primas. Si bien este proyecto es de largo plazo, a partir del know how actual (conocimiento, experiencias, habilidades, entre otros) se pueden comenzar a identificar los conglomerados que se quieren construir, con la participación del sector privado local o extranjero, implementar políticas públicas adecuadas y formar el capital humano con la experiencia necesaria para adoptar nuevas tecnologías.

Uno de los casos más exitosos que se observa en la diversificación económica lo constituye Corea del Sur, cuyo despegue se inició con la declaración de la universalidad de la educación primaria, que les permitió, inicialmente, concentrarse en una industria manufacturera intensiva en el trabajo.

El Índice de Complejidad Económica (ICE) para países de América Latina y Caribe, que mide la intensidad de conocimiento de una economía, dice que Paraguay ocupa la posición 87 de 133 países. México y Costa Rica están entre los 50 con más diversidad en exportaciones.

Dado que el capital humano es uno de los principales motores para impulsar el crecimiento económico y mejorar condiciones de vida de la población, se requiere capacitación permanente de trabajadores para sostener sus conocimientos y habilidades actualizados, para enfrentar los nuevos objetivos de innovación.

Caída

Durante este primer trimestre, el PIB se redujo 2%, debido principalmente a la caída registrada en la actividad agrícola, en un 11,9%.

Agrícola

El caso paraguayo es complejo, ya que apartando la energía eléctrica, los principales productos exportados son materias primas.

Calidad

El desafío más fuerte que enfrenta el país se asocia al avance en la escalera de calidad de productos de modo a agregar valor agregado y conocimiento.

Invertir

Se debe invertir en investigación, desarrollo y tecnología de la información. Lo ideal sería trabajar con firmas que producen bienes y servicios.

Estudio

Puede ser necesario que la población estudie carreras en campos como matemáticas, química, etc. para cubrir requisitos especiales de las empresas.