Paraguay ante otro gran desafío: Diseñar estrategias de inserción laboral para repatriados

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Los paraguayos repatriados han logrado llegar al país no sin dificultades. El primer desafío ha sido esperar hasta conseguir vuelos humanitarios que los traigan.
Los paraguayos repatriados han logrado llegar al país no sin dificultades. El primer desafío ha sido esperar hasta conseguir vuelos humanitarios que los traigan.

Antes de la pandemia, la ONU registraba 272 millones de migrantes en todo el mundo, 51 millones más que en 2010, convirtiéndose en el mayor número hasta entonces. Ahora, la cifra guarda relación con el covid-19 y los intentos de los ciudadanos de distintas partes del mundo de retornar a sus países de origen, para enfrentar la crisis sanitaria y sus coletazos económicos. El complicado escenario económico y sanitario de países como Argentina y Brasil, así como de otros, fueron el desencadenante de la repatriación de miles de paraguayos. Ante ese escenario, el desafío económico es generar empleo.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a un migrante como cualquier persona que se desplaza o se ha desplazado a través de una frontera internacional o dentro de un país. Es decir, fuera de su lugar habitual de residencia.

El movimiento migratorio contempla dos dimensiones: la emigración y la inmigración. En el primer caso, las personas salen de su región para establecerse en otra y en el segundo, ocurre con la llegada a una región de personas procedentes de otro lugar.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) clasifica a la migración en seis grandes grupos o subcategorías: escala geográfica, características del lugar de origen y destino, temporalidad, grado de libertad, causa y según la edad de los migrantes. Además, establece las causas de las migraciones humanas, entre las que destacan por cuestiones ecológicas, económicas, políticas y bélicas.

Antes de la pandemia, la ONU registraba 272 millones de migrantes en todo el mundo, 51 millones más que en 2010, convirtiéndose en el mayor número hasta entonces. Además, reportaba que los migrantes internacionales comprendían un 3,5% de la población mundial, cifra que, hasta el año pasado, continuaba en tendencia ascendente con respecto al 2000 (2,8%) y 1980 (2,3%).

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Este comportamiento se vio abruptamente interrumpido a finales de 2019 e inicios del 2020 con la crisis sanitaria por el covid-19. La situación llevó a los gobiernos a establecer medidas estrictas de aislamiento social, con sus consecuentes impactos en toda la cadena económica. Los primeros casos en China y en los países estrechamente vinculados al gigante asiático, encendió la alarma migratoria en todo el mundo. Y desde entonces, las personas que retornan a su país de origen no han cesado. Muchas han quedado varadas en fronteras ante el cierre de las mismas y otros ciudadanos han podido regresar a su país, pero bajo estrictas medidas sanitarias como el cumplimiento de la denominada cuarentena o aislamiento social en lugares destinados para ello.

Movimiento migratorio en Paraguay

Como se mencionaba, una de las causas de la migración está vinculada a cuestiones económicas desfavorables. En Paraguay, la práctica migratoria tradicional ha sido de las zonas rurales hacia los centros urbanos como Asunción y Buenos Aires. En un momento dado, incluso la provincia de Formosa se convirtió en el destino de miles de paraguayos que emigraban para trabajar en los campos de algodón.

Las adversas condiciones económicas, la inexistencia de oportunidades laborales y la baja calidad de los servicios que existían en las zonas rurales, se convirtieron en suficientes incentivos para el proceso migratorio.

Este comportamiento no fue diferente a inicios de las décadas del 2002-2003 cuando la economía paraguaya se sumió en un default selectivo. La crisis económica forzó la salida de miles de paraguayos en busca de mejores condiciones de vida. A Argentina, se sumó el viejo mundo, siendo España el principal destino con una población avejentada, que precisaba de trabajadores jóvenes como el que disponía Paraguay.

De acuerdo con datos de la ONU, Paraguay tenía, antes de la pandemia, 871.638 emigrantes, lo que suponía un 12,36% de la población del país. De ese total, la emigración femenina era de 499.368 mujeres, representando al 57.29% del total de emigrantes. En tanto que la masculina agrupaba a 372.270 emigrantes varones, es decir, 42.70% del total.

Con respecto a los países de destino, Argentina era el principal, albergando al 79,27% de los emigrantes paraguayos, seguido por España (7,41%) y Brasil (6,05%).

¿Qué se ha visto durante la pandemia?

La llegada del covid-19 en Paraguay, en marzo pasado, obligó al Gobierno a tomar varias medidas sanitarias con el fin de mitigar la propagación del virus en el país. La cuarentena total, con el aislamiento restrictivo y obligatorio, impactó en los sectores económicos. Y en ese contexto, el proceso migratorio comenzó su escalada con dos movimientos significativos que pueden verse desde dos dimensiones: el retorno de paraguayos al país y la migración de trabajadores urbanos a las zonas rurales.

El complicado escenario económico y sanitario de países como Argentina y Brasil, así como de otros puntos del mundo, fueron el desencadenante de la repatriación de miles de paraguayos. Las posibles condiciones de informalidad en las que vivían fuera del país terminaron impactando en sus ingresos, lo que debilitó su sistema de vida, por ende, su consumo. Ante esta situación, un importante número de personas prefirió regresar a Paraguay a la espera de una recomposición mundial.

Datos del Consejo de Defensa Nacional de Paraguay revelan que, desde el 23 de marzo hasta los últimos datos procesados, han regresado al país más de 9.000 paraguayos, provenientes de aproximadamente 80% de los países del mundo. La repatriación se ha dado, mayoritariamente desde Brasil y en menor medida, desde Argentina, Uruguay, Bolivia, Chile, Perú, México, Panamá. Otros países como Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña, Rusia, Taiwán también han sido puntos de salida de miles de connacionales.

La emigración no solamente se había dado por cuestiones laborales, sino también por razones académicas y de salud. Además, aún existe un grupo de personas varado desde hace un par de meses en algunos países, esperando regresar a Paraguay. Las limitadas relaciones diplomáticas y consulares del país (Paraguay tiene presencia en 45 países de los 206 existentes en el mundo) han sido uno de los motivos. En las próximas semanas y meses, las autoridades nacionales aguardan el retorno de más paraguayos, estimando que los repatriados llegarán a unas 25.000 personas durante esta pandemia.

En palabras del ministro asesor de Asuntos Internacionales, Federico González, “se está haciendo el esfuerzo para traer a todos, pero lógicamente no es fácil. Implica un sacrificio grande por parte del Gobierno, ya que todos ellos tienen que venir y tienen el derecho de hacerlo. Nosotros sostenemos y defendemos ese derecho con el siguiente detalle, que no es menor, todos tienen que venir, pero deben ir a lugares seguros y dignos para realizar la cuarentena. No pueden ir directamente a sus hogares porque la propagación del virus es un riesgo para todos y no se puede correr”.

A nivel local, la situación no era ni es diferente. La inactividad económica provocó el cierre de empresas, ya que sus ingresos no compensaban sus altos costos operativos. Esta situación dejó a miles de personas fuera del circuito laboral, muchas de ellas habían salido de las zonas rurales en busca de oportunidades en los centros urbanos. Ante el desempleo y la incertidumbre suscitada en Asunción y el departamento Central, se vieron obligadas a regresar a sus lugares de origen. Este nuevo comportamiento expresa una particularidad de los efectos del covid-19 en el contexto socioeconómico del país. Las zonas rurales, que históricamente habían expulsado a su población por condiciones económicas desfavorables, en los últimos meses se convirtieron en receptoras de población, conteniéndola y asegurando la alimentación, aunque sin empleos formales, pero al menos contenida por la familia y las redes solidarias existentes.

Perspectivas: oportunidad laboral y capacitación

Un informe de la Secretaría de Desarrollo para Repatriados y Refugiados Connacionales (Sederrec) muestra que el 40% de los paraguayos repatriados hasta la fecha expresaron sus intenciones de quedarse en el país. El grupo se divide entre aquellas personas con intenciones de buscar una oportunidad laboral y las que optan por capacitarse para emprender su propio negocio.

Desde el Viceministerio de Empleo trabajan en identificar las necesidades de los paraguayos recién llegados. Ello, considerando sus habilidades y potencialidades como las de los repatriados de Argentina y Brasil, quienes se abocan al sector construcción y costura, respectivamente. En tanto que los provenientes de Estados Unidos y España se inclinan por capacitaciones vinculadas a habilidades blandas, informática, emprendedurismo, según datos oficiales.

Con el objetivo de acompañar esta nueva demanda laboral, el Gobierno contempla en uno de los ejes de su Plan de Recuperación Económica, la reactivación del empleo. Con aproximadamente US$ 140 millones de inyección para obras viales y civiles, se espera generar 124.240 empleos directos e indirectos durante lo que resta del 2020 e incluso el primer trimestre del año 2021.

“Paralelamente a eso, con la reactivación económica mediante las obras públicas, se espera generar un efecto rebote en el sector privado con el sostenimiento del empleo y la creación de nuevas vacancias. Se proyecta unos 20.000 empleos en estos últimos 6 meses del año”, expresó en su momento el viceministro de Empleo, Daniel Sánchez.

La repatriación de paraguayos ha abierto varias miradas, pero, sobre todo, enormes desafíos. La llegada de connacionales representa una sobrecarga a las ya limitadas ofertas laborales existentes en el país. De hecho, antes de la pandemia el número de desempleados rondaba las 210.000 personas en Paraguay y durante la crisis sanitaria, se sumaron otras 15.000. Sin embargo, este complicado escenario podría convertirse en una oportunidad para el país con la explotación de las habilidades y destrezas que han adquirido miles de paraguayos en el exterior. El capital humano del país podría fortalecerse y convertirse en uno de los puntales para la recuperación económica de los próximos meses.

Y otro punto no menor es el vinculado a la seguridad alimentaria. Un tema que debe ser comprendido y analizado ante una reconfiguración de la esencia que tenían, hasta hace cuatro meses, las zonas rurales y urbanas. La migración de paraguayos a las zonas rurales ha demostrado que aún existe capacidad de contención económica. Por tanto, es imperante que las políticas públicas se centren en los mecanismos para acompañar el proceso de reconversión durante la pandemia y posterior a ella.

Según la ONU, Paraguay tenía, antes de la pandemia, 871.638 emigrantes, lo que suponía un 12,36% de la población del país. De ese total, la emigración femenina era de 499.368 mujeres, representando al 57.29% del total de emigrantes. La masculina agrupaba a 372.270 varones, es decir, 42.70% del total.

Datos del Consejo de Defensa Nacional de Paraguay revelan que, desde el 23 de marzo hasta los últimos datos procesados, han regresado al país más de 9.000 paraguayos, provenientes de aproximadamente 80% de los países del mundo.

Aún existe un grupo de personas varado desde hace un par de meses en algunos países, esperando regresar a Paraguay. En las próximas semanas y meses, las autoridades nacionales aguardan el retorno de más paraguayos, estimando que los repatriados llegarán a unas 25.000 personas durante esta pandemia.