Capital humano en Paraguay y la urgente necesidad de focalizar políticas y estrategias

Este artículo tiene 4 años de antigüedad
Capital humano en Paraguay y la urgente necesidad de focalizar políticas y estrategias

Para mitigar la propagación de la COVID-19 y evitar la rápida saturación del debilitado sistema sanitario, considerando los limitados recursos, muchos gobiernos de América Latina y el Caribe han recurrido a medidas de confinamiento, incluso más rigurosas que otros países del mundo. Principalmente, al comparar con economías donde la capacidad de respuesta y asistencia son superiores a las de los países emergentes o de bajos ingresos. En ese contexto, la educación suma nuevos factores adversos que deben ser revisados y modificados de forma urgente en pos de la construcción del capital humano.

De hecho, la etapa de crecimiento y desarrollo en la vida, desde el nacimiento hasta la finalización de la educativa, es fundamental para la formación del capital humano, la que se configura en el conjunto de cualidades que contribuyen a lograr un mejor desempeño, así como mayores ingresos laborales como el conocimiento, el estado de salud, la capacidad y valores o actitudes.

En el mismo sentido, la inversión en mayores niveles de educación formal como la impartida en el sistema escolar, las constantes capacitaciones, los gastos de salud y mejoras en el relacionamiento social, son todos ejemplos de inversión en el capital humano. Es decir, las inversiones en educación contribuyen a la acumulación del capital humano que es esencial para lograr ingresos más altos y un crecimiento económico sostenido. Especialmente, la educación básica (primaria y secundaria de primer ciclo) contribuye a reducir la pobreza al aumentar la productividad de los sectores más vulnerables, mejorar la salud, y al dotar a las personas de las aptitudes que necesitan para participar plenamente en la economía y en la sociedad.

En la teoría de la producción, los principales factores son la tierra, el capital físico y el trabajo que se articulan con la tecnología disponible para producir. En este marco, la inversión en capital humano fortalece la capacidad de trabajo y mejora el nivel de tecnología.

¿Cómo ha afectado la pandemia a la educación?

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

El reciente estudio del Banco Mundial “Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños: Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de la COVID-19 en el sector educativo de América Latina y el Caribe” señala que, más de 120 millones de niños quedaron en peligro de perder un año completo escolar debido al cierre de las escuelas. La situación, de acuerdo con el organismo, implica una desventaja y atraso en el desarrollo académico de este grupo, que en los próximos años será el pilar socioeconómico de los países.

El informe destaca que miles de niños de 10 años se encuentran con problemas de lectura. Este indicador se presenta como un parámetro para reflexionar acerca de las deficiencias que podrían manifestarse en las diferentes materias fundamentales de su desarrollo educativo.

Como ya se mencionaba, las condiciones y capacidades disponibles han sido los principales problemas para acompañar las nuevas exigencias de la educación. Por mencionar, a nivel regional, menos del 43% de las escuelas primarias y del 62% de los colegios secundarios tienen acceso a internet con fines pedagógicos. Estas condiciones se ven agravadas en los estudiantes menos privilegiados, quienes, al ya limitado acceso y participación efectiva en la educación a distancia, se enfrentan al nivel de apoyo de los padres de familia y a las dificultades económicas.

El impacto es preocupante, ya que la pérdida de aprendizaje por la falta de condiciones, podría situarse hasta el 88% con relación a lo que un estudiante aprende en un año escolar promedio (Banco Mundial).

Las perspectivas para los países de la región no son alentadoras. El organismo advierte que, de no tomarse medidas para revertir la situación, las pérdidas de aprendizaje en los países de bajo rendimiento, representaría un gran impedimento para que los alumnos desarrollen habilidades básicas/fundamentales.

El efecto en países como Guatemala sería mayor al igual que en República Dominicana, Honduras e incluso Paraguay, debido a que su sistema educativo está por debajo del umbral. Mientras más tiempo estén alejados de las aulas, el detrimento será mayor.

Índice de Capital Humano: ¿Qué dicen los números?

El Índice de Capital Humano del Banco Mundial es un indicador que busca medir la cantidad de capital humano que un niño puede alcanzar a la edad de los 18 años. De esta manera, se crea un probable escenario de productividad de toda una próxima generación para ser analizada.

El último reporte menciona que, en todo el mundo, un niño nacido en el año 2020 puede llegar a ser 56% más productivo cuando sea mayor de edad siempre y cuando pase por un proceso de educación completa y salud integral. Con la pandemia, el potencial sufriría una caída.

Al desagregar los datos, en su mayoría los países asiáticos y nórdicos ocupan los primeros diez lugares con un promedio del 81%. Para todos éstos se observa un alto desempeño en todos los indicadores. Es importante mencionar que, para el indicador de crecimiento saludable, no se reportaron datos para estos países.

Al observar las cifras para la región de América del Sur, la métrica de capital humano indica un 59% de productividad. En este caso, Chile, Perú y Colombia son los países de mejores rendimientos hacia esta zona del continente.

Paraguay, por su parte, se encuentra relegado tanto en el indicador general como en todos los demás, menos en el de crecimiento saludable. Los números del país señalan un fuerte rezago en cuanto al capital humano (educación y salud) de la población que incidiría en las próximas generaciones en el caso de no tomarse políticas correctas para atender a estas áreas. Este rezago podría ser mayor a raíz de los efectos indirectos producidos por el coronavirus.

En ese sentido, otro estudio del Banco Mundial denominado “Respuestas de los hogares al shock de la COVID-19 en Paraguay: Práctica global pobreza y equidad” recogía que el país, durante el 2020, se encontraba entre los que presentaban las tasas más altas de participación en educación a distancia con el 97,8%.

Sin embargo, el porcentaje fue cayendo en agosto en casi todos los hogares con niños que participaron en alguna actividad de educación a distancia.

De acuerdo con el informe, en las áreas rurales y urbanas, la disminución ha sido constante, siendo en el urbano la de mayor caída. Pasó de 98,38% de los hogares a 79,27%, lo que podría significar el retorno a clases presenciales o en el sistema híbrido e incluso la deserción escolar. Otro dato importante que revela el informe del BM ha sido la forma de comunicación de los estudiantes con sus profesores. El sistema más utilizado ha sido el WhatsApp, tanto en las zonas rurales como urbanas, seguido del mensaje de texto. En tanto que otras plataformas como Zoom, Skype, correos electrónicos que requieren de mayor infraestructura (física e internet) han sido menos utilizados.

Esto revela que las familias y los profesores han recurrido a la practicidad, atendiendo las condiciones poco favorables disponibles en las familias. De hecho, el otro indicador medido refuerza la idea, ya que la causa más común para aquellos que no están participando de actividades escolares es la falta de internet y de recursos en áreas rurales. En áreas urbanas, ha sido la falta de registros en las clases.

En Paraguay, solamente el 28% de los hogares tiene acceso a internet, porcentaje que ha aumentado levemente al considerar los últimos 4 años (22,8%), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Es más que necesario señalar que en los indicadores presentados por el Banco Mundial no se miden la calidad ni el rendimiento de los alumnos.

- Año perdido y perspectivas de la educación

Los datos e informaciones recabados en torno a la educación en pandemia deben llamar a una profunda reflexión y diseño urgente de políticas que reduzcan al máximo los efectos negativos en la capacidad y potencialidad de los estudiantes. Esto, al considerar que el nivel del Capital Humano ha necesariamente sufrido un retroceso, no solo en Paraguay sino en todo el mundo. Pero se debe considerar, las asimetrías que ya existían en la pre pandemia y que se han acentuado con la crisis.

En declaraciones para esta entrega, la representante residente del Banco Mundial en Paraguay, Matilde

Bordón, remarcó que la pandemia ha tenido un impacto devastador en el capital humano, generando una emergencia sanitaria global y una crisis económica sin precedentes.

“América Latina y el Caribe ha sido una de las regiones más afectadas. Tiene 8% de la población mundial, pero el 20% de las infecciones y 30% de las muertes globales. Este impacto va mucho más allá de las pérdidas de vida y productividad. Muchos servicios básicos se han visto afectados e interrumpidos por la pandemia y las medidas de contención, lo que ha afectado negativamente a la salud, nutrición y la educación de la población. Finalmente, la crisis ha tenido un impacto mayor en el sustento de las familias que han visto sus fuentes de ingreso reducidas, aumentado la pobreza y la inseguridad alimentaria”.

Bordón sostuvo que, a fin de reducir las pérdidas de capital humano, debido a la crisis de la COVID-19 y mitigar los impactos a largo plazo, las prioridades inmediatas tienen que centrarse en restaurar la salud de la población, proteger a los niños de la desnutrición y otros daños, generar el retorno a la escuela de manera segura y recuperar las pérdidas de aprendizaje, así como también apoyar oportunidades de ingreso laboral.

“Para una recuperación duradera e inclusiva, a mediano plazo será igualmente necesario reiniciar el progreso hacia una cobertura universal en salud, un desarrollo de la primera infancia, mejoras en la calidad del aprendizaje, la protección social y el empoderamiento económico de las mujeres. Invertir en el capital humano es primordial para un desarrollo económico inclusivo”.

Para la representante del organismo internacional, el impacto de la pandemia ha sido altamente desigual, afectando más a la población pobre y trabajadora del sector informal y a las mujeres. Las pérdidas de empleo fueron mayores en las mujeres que en los hombres. La carga del hogar y del cuidado de los niños, mientras las escuelas permanecieron cerradas, cayó desproporcionadamente en ellas.

La pandemia también puso en relevancia estos temas que no han sido centro de la conversación y que se presenta como una gran oportunidad de pensar en los cambios que pueden llevar a construir un futuro mejor, puntualizó Bordón.

Finalmente, situaciones y condiciones desfavorables como las de Paraguay en plena globalización y acceso sin restricciones a la tecnología, se han replicado en varios países de la región. Por tanto, los gobiernos hoy están obligados a focalizar sus políticas en triplicar las estrategias para el mejoramiento de la educación, apuntando al aumento de la productividad para el bienestar de su población y crecimiento de las naciones.

43%

A nivel regional, menos del 43% de las escuelas primarias tienen acceso a Internet para fines pedagógicos. En la secundaria esto sube a un 62%.

88%

La pérdida de aprendizaje por la falta de condiciones podría situarse hasta el 88% con relación a lo que un estudiante aprende en año escolar promedio.

97,8%

Paraguay durante el 2020, estuvo entre los que presentaban las tasas más altas de participación en educación a distancia con el 97,8%.

56%

Un niño nacido en 2020 puede llegar a ser 56% más productivo cuando sea mayor siempre que pase por un proceso de educación completa y salud integral.

59%

Al observar las cifras para la región de América del Sur, la métrica de capital humano indica un 59% de productividad, según los datos.

28%

En Paraguay, solamente el 28% de los hogares tiene acceso a internet, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).