Los licores

Los licores son bebidas exquisitas, con sabores y aromas infinitos que satisfacen los más variados paladares. Buenos aperitivos y excelentes ingredientes para cócteles, además de que se recomienda consumirlos después de las comidas, su dulzura y suavidad los convierten en perfectos compañeros de los postres.

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Estas bebidas, consuetudinariamente asociadas con la medicina antigua y la astrología medieval, popularizadas a través de los siglos como elíxires, aceites, bálsamos y, finalmente, como licores cuyo origen de fabricación data de la Edad Media. Eran elaborados como medicamentos, pociones amorosas, afrodisíacos y curas de problemas de variada índole, por físicos y alquimistas que guardaban celosamente su alto contenido alcohólico. Sin embargo, en la actualidad, sabemos que se debe tener cuidado con su ingesta, dado que el fuerte sabor dificulta que el bebedor perciba la alta graduación y el aporte calórico concentrado en un reducido volumen de líquido. Para tener una idea, un licor de 27º aporta un promedio de 300 kcal cada 100 ml y uno de 40º, unas 470 kcal, también cada 100 ml.

Según la combinación alcohol/azúcar, los licores pueden ser:

- Extraseco: hasta 12 % de endulzantes.

- Seco: con 20-25 % de alcohol y de 12-20 % de azúcar.

- Dulce: con 25-30 % de alcohol y 22-30 % de azúcar.

- Fino: con 30-35 % de alcohol y 40-60 % de azúcar.

- Crema: con 35-40 % de alcohol y 40-60 % de azúcar.

Algunas conocidas marcas

Amaretto: es uno de los licores de almendras más famosos. Muy dulce, con el amargo de la almendra, es excelente para después del postre.

Bénédictine: imperioso licor obtenido a partir de aguardiente de vino, en el que se han macerado una veintena de hierbas, cortezas y raíces en un muy afanoso proceso, de unos tres años de duración, a los que hay que añadir otros cuatro de envejecimiento.

Cassis: es un licor de grosellas hecho en Francia, principalmente en Dijon, que no supera los 16º.

Curaçao: elaborado por maceración en alcohol de las cortezas de una diversidad de naranja originaria de la isla del mismo nombre. Son curaçaos reconocidos el Cointreau y Grand Marnier, de origen francés y el triple sec español.

Tía María: es el más afamado licor de café, preparado con ron y especias jamaiquinas, de donde procede.

Drambuie: es el más mentado licor de whisky de malta, hierbas y miel de brezo, cuya fórmula del siglo XVIII se mantiene en secreto.

Amarula: proveniente de un árbol típico de la zona, que le da nombre a la bebida (también llamado árbol del elefante o del casamiento), que sabe a caramelo y frutas.

Limoncello: es quizás uno de los licores de frutas más consumidos en todo el planeta. Como su nombre lo indica, se trata de un licor de limón característico del sur de Italia, especialmente de Nápoles, Capri y Sicilia.

Campari: creado en Italia por Gaspare Campari, hacia mediados del siglo XIX, bajo una receta secreta. No obstante, se sabe que sus principales ingredientes son el ruibarbo, la quinina, el ginseng, las hierbas aromáticas, cáscara de naranja, agua y alcohol.

Existen diversos tipos de licores, entre los que se pueden mencionar el ron, gin, vodka, whisky, brandy, coñac, otros, y pueden beberse solos, durante o después del postre, o bien ser incorporados en cócteles o en la gastronomía.

Curiosidades: el término licor proviene del vocablo latino liquere, que significa “ser líquido”.

Hasta la próxima entrega.

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