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Con el fin de acelerar el bronceado, muchos jóvenes se someten a duchas y camas solares, o toman sol en horas inapropiadas. La doctora Luz Flores de Lacarrubba, presidenta de la Sociedad Paraguaya de Dermatología, orienta sobre cómo cuidar la piel.
–¿Qué cuidados se ha de tener con las duchas y camas solares?
–La exposición deliberada a las radiaciones ultravioletas causan daños irreparables y acumulables a nivel del ADN de las células de la piel, denominadas queratinocitos. Por esta razón, el uso de las denominadas duchas y camas solares está prohibido en el Brasil, la Argentina, México y en los países europeos, así como Estados Unidos, donde no se permite a los menores de edad. Se reconoce, por el Comité de Cáncer de Piel, la asociación con el melanoma, el cáncer de mayor agresividad de la piel con un riesgo de más del 75% si se expone antes de los 30 años. Se recomienda no exponer la piel a más de una cantidad determinada de rayos de acuerdo a la genética, antecedentes familiares y tolerancia, que deben ser evaluados, así como el estado inmunológico.
–¿En qué casos aparecen las reacciones y peligrosas infecciones?
–Las reacciones cutáneas son más frecuentes en las personas con piel tipo I y II (claras), quienes presentan genéticamente menor defensa a los rayos ultravioleta, las personas que están ingiriendo algún medicamento fotosensibilizante o que cursen con algún cuadro viral.
De qué manera protegerse
–¿Cómo mantener una piel sana y hermosa?
–Se aplicarán los fotoprotectores adecuados al fototipo de piel, unos 20 minutos antes de salir al sol. La exposición gradual respetará los horarios de mayor calor, evitar hacerlo entre las 10:30 y las 15:00. Se recomienda la ingesta adecuada de líquidos, frutas y verduras de alto contenido en betacarotenos. Además, ayuda la hidratación adecuada de la piel con productos como urea, ceramidas y ácido láctico.
Es importante realizar el autoexamen de la piel en forma rutinaria, para detectar la presencia de lesiones pigmentarias, que no se hayan descubierto con anterioridad o que aumenten de tamaño, se alteren o den alguna sintomatología. Se debe acudir a la consulta dermatológica para evaluar la naturaleza y riesgo de las mismas.