- Cuando un miembro de la familia tiene una discapacidad temporal o permanente, ocurre en forma brusca y la mayoría de las casas no están preparadas para dar calidad de vida a esa persona afectada o facilitar el manejo a cargo de los cuidadores.
- Una puerta de menos de 90 cm de ancho no permite el paso de una silla de ruedas, así como los pisos resbaladizos son un riesgo hasta para personas sin discapacidad. Cuando se tiene edad más avanzada, con deficiencias visuales o uso de bastón, estas barreras son tremendas y peligrosas.
- Las casas con muchos desniveles y escaleras altas impiden o dificultan la subida y descenso fácil de una persona, incluso la que tiene yeso por una fractura.
- Son sumamente frecuentes los casos en los que los dormitorios están en planta alta, y temporaria o definitivamente, las familias tienen que habilitar un espacio físico en planta baja para manejar a la persona dependiente.
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- Es aconsejable tener la prudencia de crear condiciones en la vivienda, de apoyo a la eliminación de barreras urbanísticas, de conciencia de respeto hacia las personas con discapacidad, para que entre todos construyamos una sociedad más inclusiva, que equipare oportunidades para que no solo la persona afectada, sino sus familias, tengan una vida mejor.
- Existen profesionales en la Fundación que entrenan y enseñan a las familias y cuidadores de personas dependientes las técnicas y equipamientos que mejoran sustancialmente el manejo y el confort de la persona, y en muchas ocasiones optimizan la independencia personal del afectado.