Diego González: tras los ojos de Arnaldo André

En sus ojos se despierta la más pura adolescencia de Arnaldo André. Su nombre es Diego González y debuta en un protagónico en la ópera prima del célebre actor.

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Apenas faltan unos días para el estreno nacional de la primera película en la que participa, y con un rol protagónico. Sus ilusiones se mantienen a flor de piel cuando habla del proyecto que encaró como su mayor desafío de vida. Apenas tiene 15 años, y falta cada vez menos para que su rostro se proyecte en las principales salas de cine del país… y, entonces, pierda el anonimato para siempre.

“Estoy muy emocionado y ansioso porque, después de tanto trabajo que hicimos para la película, por fin estamos llegando a esta etapa de estrenarla. Todos nos están apoyando. Mi familia, mis amigos, mis compañeros de colegio…”, dice un Diego González verborrágico, que no puede ocultar la adrenalina de sus últimos días. Y no tarda en asegurar sus expectativas. “Yo creo que va a tener mucho éxito la película gracias al éxito que tiene Arnaldo (André), y además porque nos esforzamos para llegar”.

La llegada de Diego a la pantalla de cine podría ser una película dentro de la misma película. Nunca estudió teatro, pero se acostumbró a la rutina de realizar audiciones (castings) en busca de una oportunidad. Entre muchos de ellas –y tras tres rechazos, qué él recuerda– fue seleccionado para una pequeña publicidad. Tiempo después, llegó al Teatro Latino de la Capital con la esperanza de lograr el papel para interpretar a Justino, nada menos que el personaje infantil de Arnaldo André, para su película autobiográfica.

“Mi número fue el 846 en la audición. Era la primera semana; yo entré y había que hacer una participación en el escenario y luego interpretar. Después improvisamos con distintos temas”. Tras dos semanas de selecciones en Asunción y ciudades como Ciudad del Este y Encarnación, totalizaron unos 2.000 aspirantes a participar del filme. De allí, se logró una preselección de 800 actores; más adelante 300 y, finalmente, unos diez. De allí quedó uno solo; fue él el elegido.

Estaba una tarde jugando ‘play’ con mis primos David y Sebas; y de repente me llaman… atendí y me dicen que me llamó Arnaldo y que quiere verme en una reunión para coordinar algunos temas. Ahí grabamos un demo, que iba a ser como una muestra de la película para que él pueda conseguir auspiciantes. Fue una jornada en San Bernardino. Fue algo distinto…”, recuerda.

Si bien Diego rechaza un parecido con André –por referencias del Arnaldo de once años que debía interpretar–, la potencia de su mirada se acerca a ese personaje que llevará el derrotero de la historia que protagoniza junto a los argentinos Julieta Cardinali y Mike Amigorena (ambos con amplia popularidad en la Argentina).

“Si bien Arnaldo es rubio, yo tengo el pelo negro… me contaba la gente que le conocía que, a esa edad, era medio rellenito y yo estaba muy flaco en esa época. Lo que buscaba era, según lo que me dijo, la mirada que tenía el actor”, reconoce.

A pesar de las primeras vinculaciones con el proyecto, fue largo el proceso de aprobación final. Luego de la presentación del primer demo, la producción le hacía un seguimiento a su crecimiento –específicamente a su altura, ya que debía parecer de once años… teniendo catorce–.

“Arnaldo periódicamente hacía reuniones para saber cómo estaba de altura. Esperó mucho tiempo para darme el ok, su decisión final”, comenta.

Entre el contacto con el guión y los primeros ensayos, Diego recuerda muchos momentos que le marcaron esta aventura cinematográfica.

“Primero leía el guion, todas las escenas, y me sirvió marcar las escenas donde estaba… subrayar con un resaltador para no perderme. Cuando él (Arnaldo) me pasó el guión, empecé a leer unas tres veces para meterme en la historia: cuál escena iba a ser más fácil y más difícil…”, cuenta.

Para los primeros ensayos, la producción puso a su cargo una asesora (couch) actoral, una profesora particular de teatro y cine que esté a su disposición. Se trata de la actriz Alicia Guerra.

“Me enseñó todo lo que sabe de teatro y de cine. Me iba con ella casi todos los días y ensayábamos algunas escenas; y me enseñaba las técnicas más fundamentales. Después de eso vinieron los ensayos”, comenta.

De las seis intensas semanas de rodaje, Diego recuerda especialmente el primer día: una sensación de nervios y ansiedad que vivió con todo el equipo. “Me reuní el domingo 6 de mayo con la productora (Gabriela Sabaté) en Asunción; luego nos fuimos a San Bernardino. Llegamos, nos instalamos, me facilitaron un horario para el día siguiente. Me desperté temprano, ¡de tan ansioso casi no dormí! Como a las 4 empecé a bañarme, vestirme, me fui al hotel y nos reuníamos a las 6”.

Durante ese desayuno conoció al equipo técnico (desde el asistente de dirección hasta el director de fotografía). “Ese desayuno me sirvió para conocerles a todos. Yo estaba nervioso; creo que todo el equipo técnico y Arnaldo también, porque era el primer día de trabajo”.

La filmación, en aquella ocasión, se realizó al costado del Hotel del Lago, durante unas tres horas. “Terminamos temprano, a las 6 de la tarde, con aplausos por terminar la primera jornada”.

Con interesante trayectoria –especialmente en televisión– y amplia popularidad, Julieta Cardinali (“Valentín”) y Mike Amigorena (“Miss Tacuarembó) llevan los protagónicos de la historia.

Diego los recuerda con la amabilidad de los días de filmación y el aprendizaje continuo al lado de ellos. “Desde que llegaron se portaron muy bien con nosotros, tanto con el equipo técnico, siempre amables. Siempre hablaba con ellos... Julieta jugaba un rato con su hijita; y hablaba con Mike, le preguntaba cosas de la actuación. Interactuamos mucho. Siempre estábamos hablando… fue muy bueno. Ellos a mí me ayudaron mucho, porque las escenas con Mike eran muy difíciles, y me decía si algo estaba mal… también me ayudaban mucho para concentrarme. Tienen un nivel de actuación muy alto”, asegura.

Entre los actores locales, forman parte del cartel Jesús Pérez, Ramón del Río, Edgardo Moreira, María Laura Cali, Wilfrido Acosta, Clotilde Cabral, Lourdes García, Georgina Genes, Juan Carlos Cañete, Calolo Rodríguez, Natalia Cálcena, Lali González y Celso Franco.

“Con la que mas hablé fue con Lourdes García, porque ella era una amiga muy cercana de Arnaldo; siempre iba a visitar el set… siempre nos contaba cosas. También con Wilfrido Acosta, que hace de mi tío”, menciona.

La dirección de Arnaldo André fue fundamental para un logrado debut en el cine, reconoce Diego. “Gracias a él pude desenvolverme bien en actuación, porque él nos acompaño muy bien a todos nosotros, los que estábamos debutando. Tuvo mucha paciencia: sabía cómo darnos indicaciones… Era muy fácil trabajar con él, porque era conciso. Además me dio mucha seguridad porque, interpretándole a él, me contaba anécdotas sobre sucesos de las escenas, para que me ayude a mí poder ubicarme más y sentirme como él se sintió en esos momentos”, confiesa.

Un momento de emoción: tras la filmación de la primera escena. “Porque hay escenas muy fuertes, y al recordarlo él fue un momento muy emotivo; no solo para él sino para todo el equipo técnico… y más de uno echo a algunas lágrimas”.

Mientras espera que llegue el 10 de mayo –fecha en que “Lectura según Justino” llegará a los cines locales–, el joven actor también muestra eficiencia para vender la película, inspirada en la infancia de su director, Arnaldo André. “Les aliento a todos a verla. Es una película apta para todo público. Además es algo que es paraguayo y muestra un pedacito de lo que es Paraguay. Además tiene un toque histórico, porque en 1954 asumió el General Stroessner y toca un poquitito ese tema; también para saber cómo era la vida en esa época”. ¿Más motivos? Habrá que descubrirlos en el cine.

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