En esta obra, Silvero recoge las vivencias, historias y anécdotas de quienes vivían y trabajaban en la Villa Baja, antes de que las aguas del río Paraná la inundasen por completo. Entre estos trabajadores se encontraban las paseras, que cruzaban en lanchas a Posadas, los comerciantes que proveían las mercancías, los cambistas, los “carriteros”, los conductores de karumbe, etc.
“La Villa Baja era el eje central de Encarnación, era el núcleo, era el centro. Entonces recuerdo las experiencias vividas en mi infancia y mi adolescencia en el negocio de mis padres, la Casa 'Ana Dora”, expresó el autor, mencionando también a otras instituciones y comercios que formaron parte de esta zona de la ciudad.
Entre estas recordó a la Aduana, el Correo, la escuela “República Argentina”, el club “22 de Setiembre”, el IPS, los cines “Ideal” e “Imperial”, el “Bar Tokio”, el Molino Harinero “San José”, la estación y el ferrocarril “Carlos Antonio López”, y el estadio de la Liga Encarnacena de Fútbol.
También menciona actividades sociales relevantes como los corsos encarnacenos y la era de oro de la selección de la Federación Encarnacena de Básquetbol.
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En una segunda parte, el libro está dedicado a “la nueva Encarnación”, con información e imágenes. “La que se formó en torno a la Zona alta, con muchos barrios nuevos, importantes obras, circuito comercial, playas, sambódromo”, refirió.
