“Relatos Salvajes”: antología de antología

Cada una de las seis historias que componen Relatos Salvajes, creación del afamado realizador argentino Damián Szifrón – la mente detrás de Los Simuladores – probablemente hubiera sido por sí sola una buena película, y no es difícil imaginar estos relatos como capítulos de una excelente miniserie televisiva. Pero en la forma en que finalmente fueron presentadas componen una película para la cual adjetivos como “buena” o “excelente” se quedan cortos.

Relatos Salvajes es un rompecabezas de piezas muy distintas que sin embargo encajan a la perfección, contando historias sin relación en sus argumentos pero que conceptualmente unidas de forma perfecta, armando un comentario social punzante enmascarado en acción, drama, risas y tragedia.

Seis historias cortas componen las dos horas de duración del filme: un avión en el que los pasajeros descubren que tienen algo sorprendente en común, el encuentro entre un inescrupuloso empresario con una camarera de restaurante a quien le ocasionó una gran pérdida personal, el cada vez más violento altercado entre dos hombres en una ruta del interior argentino, la revancha de un explosivista frustrado por la burocracia, una familia intentando esquivar las consecuencias de un trágico accidente y una fiesta de bodas que toma un giro caótico.

Hay temas en común, un hilo que recorre y une todas las historias: la venganza, la furia, la violencia. Pero el filme es menos sobre estos temas en sí, y más sobre cómo reaccionamos ante ellos, refiriéndose tanto a las reacciones de los propios personajes como a las que nosotros, el público, podamos tener ante ellas.

Una historia es la venganza como comedia, plasmándola con un negro sentido del humor, mientras que en otra se la contrasta mostrándola con sus consecuencias de una forma más real. Otra historia es sobre la violencia en su faceta más absurda, innecesaria hasta el punto de ser cómica y al mismo tiempo trágica; luego viene la violencia glorificada, la fantasía del vengador justo celebrada por la sociedad; y luego la violencia como consecuencia, como el sobrio e impactante punto final repentino de un párrafo.

Relatos Salvajes incurre en el mejor tipo de comentario social, el que es claro a la vez que sutil, y se rehúsa a tomar un lado definitivo o sermonear. Reconoce a la ira, la furia y la venganza como cosas negativas, dañinas, pero que también tienen un efecto de catarsis. Ni las condena ni las celebra, o las condena y las celebra a la vez. Depende del punto de vista de cada uno.

Donde no hay lugar para la ambigüedad es que el filme es un gran logro, un fantástico ejemplo de lo que es capaz el cine argentino y latinoamericano, y una película que debería ser la envidia de cualquier región.

Szifrón demuestra una vez más su capacidad para crear personajes memorables y tramas que dan lugar a interesantes giros sin hacerse demasiado complicadas, y que duran lo justo para no aburrir durante un solo segundo. Es sencillamente un guión muy inteligente de un guionista muy habilidoso.

Y además, al servicio de ese guión se pone un apartado técnico a la altura. El filme está bellamente filmado, con una fotografía que se destaca especialmente en momentos como el recorrido de un automóvil negro por las áridas rutas del interior argentino, o en la lluviosa noche que rodea a un remoto restaurante.

A esto se suma un elenco de actores de primera, expertamente seleccionado. El siempre confiable Ricardo Darín encarna perfectamente el cinismo y la frustración silenciosa de un hombre hirviendo por dentro, pero hallando la comedia cínica dentro de esa situación, mientras que Érica Rivas bien podría considerarse lo más memorable del filme, un caótico torbellino vestido de blanco. En todo el elenco no hay un solo eslabón débil.

Relatos Salvajes es probablemente una de las mejores y más únicas películas producidas en Latinoamérica en lo que va del siglo. A riesgo de sonar redundante, es una antología de antología.

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RELATOS SALVAJES

Dirigida por Damián Szifrón

Escrita por Damián Szifrón

Producida por Pedro Almodóvar, Agustín Almodóvar, Esther García, Matías Mosteirín y Hugo Sigman

Edición por Damián Szifrón y Pablo Barbieri Carrera

Dirección de fotografía por Javier Julia

Banda sonora compuesta por Gustavo Santaolalla

Elenco: Ricardo Darín, Érica Rivas, Julieta Zylberberg, Rita Cortese, Leonardo Sbaraglia, César Bordón, Walter Donado, Óscar Martínez, Osmar Núñez, Diego Gentile y Darío Grandinetti