¿Qué tan reales pueden ser los sueños?

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Teresita compartió una experiencia en donde comentaba que tuvo un sueño en donde veía una mesa con comida abundante, en el sueño ella se sentó a la mesa y pudo disfrutar de toda la variedad de alimentos que se le presentaron.

Más allá de la interpretación simbólica que se le pueda dar al sueño, lo que más le llamó la atención es que se despertó con una sensación de saciedad tan grande, que en el momento del desayuno ya no pudo probar ningún bocado.

En el momento de soñar, las emociones y sentimientos que podemos experimentar mediante las imágenes soñadas son tan reales como las que podríamos sentir si vivimos ese suceso estando despiertos. Solamente cuando despertamos el cerebro se encarga de diferenciar la realidad de la fantasía.

Mario tuvo un sueño en donde se vio siendo ahorcado, además de la angustia y miedo que acompañaron a esas imágenes oníricas, se pasó todo el día con un dolor intenso en el cuello, tosiendo en ocasiones, y describió también tener la sensación de sentir aún la cuerda presionándolo hasta hacerle faltar el aire.

En estos casos el fenómeno se puede explicar mediante los estímulos ambientales, es decir, es probable que algo en la cama lo estuviera oprimiendo, y eso provocó el sueño en particular y el dolor consecuente. La sensación del daño físico también puede tratarse simplemente de la somatización de la experiencia soñada.

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Pueden existir sueños tan reales que generan confusión en los primeros minutos del despertar. Éste es el caso de Karen, que sueña que se despierta, se levanta de la cama y empieza sus tareas del día a día, cuando de repente despierta verdaderamente y se da cuenta que sigue en la cama y que en verdad no ha hecho nada de todo lo que ya hizo mientras dormía. Necesita quedarse unos minutos para que sus ideas se acomoden y estabilicen.

La realidad intensa de los sueños puede deberse a productos farmacológicos, pueden ser provocados por algún desorden mental, el estrés, la ansiedad o estar viviendo algún suceso dramático en la vida real. Los cambios bruscos de horarios también suelen ser motivo para experimentar esa sensación, puede suceder al hacer viajes largos en donde los cambios de uso horario provocan cierto trastorno del sueño que se va estabilizando con el trascurrir de los días.

Otro ejemplo del efecto real de los sueños en el cuerpo son aquellos que están relacionados a lo erótico y que implican un contacto físico cercano con otra persona ya sea conocida o no, o las fantasías en donde las figuras del mundo del cine, la música o el modelaje juegan el papel principal. Éstos sueños pueden ser tan reales que provocan orgasmos tal y como lo experimentaríamos si el acto soñado fuese verdadero.

La actividad neurológica que se produce cuando soñamos con algún tipo de acto cognitivo es la misma que se produce cuando estudiamos, leemos o realizamos cálculos en la vida real. Así que los sueños pueden experimentarse de manera tan real como la vida misma mientras dormimos.

El filósofo Chuang Tzu, en uno de sus cuentos escritos hace 300 años A.C. expresa: “Soñé que era una mariposa, y al despertar no sabía si era un hombre que había soñado ser una mariposa, o una mariposa que soñaba ser un hombre”

*Especialista en gestión de talento humano y orientación en psicología analítica.