Desde el premio mayor, conocido popularmente como el Gordo, hasta muchos otros que al menos permiten recuperar los euros que se hayan jugado, el sorteo de Navidad mantuvo en vilo a muchos españoles, como cada 22 de diciembre desde que comenzó esta tradición hace más de dos siglos.
UNA MILLONADA EN PREMIOS
Según datos de este organismo, este año se vendieron boletos por el equivalente a unos 3.422 millones de dólares, de los 3.875 millones que salieron a la venta hace meses, una cantidad de la que el 70 por ciento se destina a premios.
Eso supone que unos 2.713 millones de dólares podían repartirse en premios en esta jornada, que en España mantiene a muchos pendientes durante casi toda la mañana de las bolas que extraen unos niños de los bombos que giran en un teatro de Madrid.
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El sorteo tiene todo un ritual, con los niños de un colegio madrileño, el de San Ildefonso, "cantando" los números premiados, entre la emoción en espera de que uno de ellos sea el Gordo, el que premia con 400.000 euros (unos 452.296 dólares) cada décimo o boleto de 20 euros (22,6 dólares).
Este año fue de los que el premio grande estuvo repartido por la geografía española, pues otras veces la lluvia de millones cae en un único lugar.
El 86.148, el número más alto para el Gordo en la historia de un sorteo que comenzó en 1812, fue vendido entre otros lugares en una de las principales estaciones de trenes de Madrid, por lo que la fortuna seguramente haya viajado a distintas partes de España.
Una de las imágenes típicas de este día es la de aquellos afortunados que acuden a celebrarlo al lugar donde compraron su boleto premiado, pero este año algunos estaban cerrados en protesta por lo que los vendedores, los loteros, consideran unas injustas comisiones de venta, sin actualizar desde hace casi dos décadas, en un sorteo que también representa muchos millones en ingresos para el Estado.
Tampoco el ambiente era el de años anteriores en el Teatro Real de Madrid para presenciar en vivo el ritual, con aforo a la mitad por las medidas anticovid, aunque no faltaron quienes acudieron disfrazados después de esperar ante la entrada durante horas.
LLUVIA TAMBIÉN DE CURIOSIDADES
Lo que no faltó tampoco fue el anecdotario propio de cada 22 de diciembre a medida de que los niños de San Ildefonso van cantando los números afortunados y se va conociendo quienes tienen la suerte de haberlos comprado.
Aunque no les tocó el Gordo, en Basauri (norte) se repartieron nada menos que el equivalente a 200 millones de dólares de un segundo premio, la mayoría en boletos distribuidos por el club de balonmano de esta localidad vasca entre integrantes de sus equipos, familiares y aficionados.
Algunos pellizcos, como popularmente se llama al resto de premios menores al Gordo, fueron para las islas atlánticas de Canarias.
La lotería de Navidad en España está acompañada de una serie de supersticiones, pues muchos buscan una terminación concreta del número al que juegan, por un sinfín de motivos personales.
Una de ellas es que la suerte llegará con el número que representa un acontecimiento significativo del año, esta vez el 19921, fecha en que comenzó la erupción de un volcán en la isla canaria de La Palma.
La pequeña localidad de Ruiloba (norte), con poco más de 700 habitantes; un modesto club, la Unión Deportiva El Espinar-San Rafael en la provincia de Segovia (centro) o quienes obtuvieron su décimo en una rifa de una peluquería en Las Palmas de Gran Canaria (Atlántico) fueron otros de los afortunados, aunque también es costumbre que otros callen su suerte sin celebrarla en público.
Para el resto, el consuelo de tener salud y trabajo, como también es tradición repetir en este día entre quienes vieron pasar la suerte, la gran mayoría de españoles.
Más aún cuando el país atraviesa una sexta ola de la pandemia con los contagios disparados, en nivel de riesgo extremo ante el virus y con posibles nuevas restricciones para frenarlo de cara a la Navidad.
