Esta ley, descrita por Pekín como “una espada” que pende sobre la cabeza de quienes socaven la seguridad nacional, fue adoptada a fines de junio, con la promesa de las autoridades de que no se aplicaría a delitos cometidos en el pasado.
No obstante, la veintena de arrestos realizados hasta ahora en el marco de la ley muestra que se deben en gran parte a opiniones políticas expresadas o publicadas antes de vigencia del texto.
El 10 de agosto, la policía hizo la mayor redada desde que se impuso esa ley. Diez personas fueron detenidas, entre ellas el magnate de la prensa, Jimmy Lai, cuando 200 agentes de seguridad registraron la redacción del periódico Apple Daily. Fue acusado de “colusión con fuerzas extranjeras”. Ese mismo día, tres policías acudieron más discretamente a la sala de redacción de Nikkei, un diario financiero japonés, con una orden judicial.
Dirigiéndose a la redacción de Apple Daily, Lai explicó que la policía centró su atención en los llamados a favor de una acción internacional, lanzados antes de la entrada en vigor de la ley.
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La Policía rechazó comentar las investigaciones en curso, pero afirmó que la labor realizada en el marco de la ley “no tenía efecto retroactivo”. Hasta ahora, en virtud de la nueva normativa solo fue inculpado un hombre acusado de haber arrojado su motocicleta contra policías con una bandera en favor de la independencia.
