PORTO JOFRE, Brasil (EFE). Un año después de que las imágenes de la Amazonía brasileña en llamas conmocionaran al mundo y generaran protestas globales, los incendios de 2020 afectan principalmente el Pantanal debido a la larga sequía –la mayor en 47 años–, las fuertes temperaturas de esta época, los cambios climáticos y la fuerza de los vientos.
Según datos divulgados ayer por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), el Pantanal brasileño registró en los primeros 16 días de septiembre 5.603 focos de calor, que superan los 5.498 incendios registrados en los 30 días de septiembre de 2007, que hasta ahora eran récord para el mes.
Los incendios en lo que va del mes prácticamente doblan los 2.887 registrados en los 30 días de septiembre de 2019 y al actual ritmo convertirán este septiembre en el mes con mayor número de focos de calor en la historia del Pantanal, por encima del récord de 5.993 registrado en agosto de 2005.
De acuerdo con el organismo, cuando aún faltan tres meses y medio para finalizar el año, el Pantanal acumuló 15.756 incendios entre el 1 de enero y el 16 de septiembre, un récord que ya supera los focos de calor registrados en todo 2005, el peor año en la historia del humedal y cuando fueron contabilizados 12.536 incendios.
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Según el INPE, los incendios de este año habían destruido hasta la semana pasada 2,35 millones de hectáreas (23.500 kilómetros cuadrados) de vegetación en el Pantanal, casi el 16 % del humedal en Brasil y un área superior a la de países como Israel o El Salvador.
Pero algunas organizaciones ambientalistas calculan que la destrucción es muy superior. “El área quemada este año ya alcanza el 22% del Pantanal”, dijo Alice Thuault, directora adjunta del Instituto Centro de Vida (ICV), un observatorio de deforestación e incendios en el ecosistema.
El Pantanal, que tiene unos 250.000 Km² de extensión, de los cuales 150.000 km² (cerca del 60%) en territorio brasileño, es reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y considerado uno de los ecosistemas más ricos del mundo en biodiversidad de flora y fauna, con cerca de 600 especies de aves, 124 de mamíferos, 80 de reptiles y 60 de anfibios.
Un recorrido por el estado de Mato Grosso do Sul permite ver las cenizas en que quedó convertido gran parte de su biodiversidad, una destrucción que afectó tanto reservas ambientales como indígenas y que dejó cientos de animales muertos, algunos amenazados como los jaguares.
Según el ICV, las llamas ya destruyeron el 85% de las 109.000 hectáreas del parque ambiental Encontro das Aguas, ubicado en Porto Jofre y uno de los lugares más turísticos del bioma por concentrar el mayor número de jaguares del mundo.
Pese a que los incendios son naturales en el Pantanal en esta época, la organización ecologista Instituto SOS Pantanal calcula que más del 90% de los de este año fueron provocados por hacendados y colonos interesados en ampliar sus tierras para cultivo y ganado.
“El desastre en curso en el Pantanal no tiene precedentes, pero podía haber sido mitigado. Desde finales del año pasado había indicios de que la sequía sería grave y el propio INPE lo advirtió. Faltó planificación e integración”, afirmó Thuault.
