Keira Bell, una mujer de 23 años que empezó a tomar inhibidores de la pubertad a la edad de 16 años antes de revertir el proceso, emprendió acciones legales contra Tavistock and Portman NHS Trust, organismo que gestiona el único servicio de cambio de identidad de género para menores en el Reino Unido. Bell aplaudió el martes la decisión de la justicia de “proteger a los niños”. “Estoy encantada de ver que el sentido común ha prevalecido”, afirmó.
La madre de una niña autista de 15 años que se encuentra en la lista de espera para recibir tratamiento también se sumó a la acción judicial y expresó su “alivio” al conocer la decisión.
En una vista celebrada en octubre, sus abogados habían defendido que los adolescentes “no son capaces de comprender plenamente la naturaleza y los efectos de los inhibidores hormonales”. La Alta Corte dictaminó que los niños menores de 16 años deben comprender “las consecuencias inmediatas y a largo plazo del tratamiento” para someterse a un bloqueo del proceso de pubertad.
“Es muy poco probable que un niño de 13 años o menos sea competente para dar su consentimiento a la administración de inhibidores de la pubertad”, dictaminaron los jueces, expresando también sus dudas “de que un niño de 14 o 15 años pueda comprender y sopesar los riesgos y las consecuencias a largo plazo”.
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“En lo que respecta a los adolescentes de 16 años o más (...) existe la presunción de que tienen capacidad para consentir el tratamiento médico”, añadieron.
“Dadas las consecuencias a largo plazo de las intervenciones” y el carácter “todavía innovador y experimental” del tratamiento, los jueces consideran que los médicos pueden considerar la posibilidad de pedir la autorización de los tribunales antes de iniciar el tratamiento.
Un portavoz de Tavistock and Portman NHS Trust se declaró “decepcionado por el fallo de hoy”, asegurando que “puede causar ansiedad a los pacientes y sus familias”. El centro está considerando si apelar.
La decisión del tribunal “es un golpe terrible para los jóvenes trans de todo el país”, dijo Lui Asquith, de la asociación de defensa de los transgénero Mermaids. “Creemos firmemente que cada joven tiene el derecho de tomar sus propias decisiones sobre su cuerpo y no debería ser diferente para una persona trans”.
