MSF alerta de una crisis de malnutrición "catastrófica" en Nigeria

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Lagos, 28 sep (EFE).- Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó hoy de una crisis de desnutrición "catastrófica" en el noroeste de Nigeria, zona que sufre ataques armados con frecuencia, y urgió a la ONU a reconocer esa emergencia.

En un comunicado, MSF subrayó que "la falta de reconocimiento significa que no hay financiación y pocas organizaciones pueden responder a la crisis en un área donde miles de niños están gravemente enfermos".

Señaló que las Naciones Unidas deben incluir al noroeste de Nigeria en "el plan de respuesta humanitaria y la comunidad internacional debe responder urgentemente a la emergencia".

Desde principios de 2022, la organización humanitaria ha constatado un número "extraordinariamente" alto de niños con desnutrición en sus programas desarrollados en cinco estados del noroeste del país, el más poblado de África (unos 218 millones de habitantes).

"Con el aumento de la inseguridad, el cambio climático y la inflación global de los precios de los alimentos en un mundo pospandémico, sólo podemos imaginar que esta crisis empeore", afirmó el doctor Simba Tirima, representante de MSF en Nigeria.

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"Las autoridades nigerianas necesitan apoyo para hacer frente a una crisis de esta magnitud", subrayó Tirima.

Desde enero pasado, los equipos de MSF que trabajan con las autoridades sanitarias nigerianas han tratado a cerca de 100.000 niños que padecían desnutrición aguda en 34 centros ambulatorios.

También han admitido a unos 17.000 niños que requieren atención hospitalaria en diez centros en los estados de Kano, Zamfara, Katsina, Sokoto y Kebbi.

En el estado de Zamfara, una de las áreas más afectadas por la violencia, MSF registró un aumento del 64 % en el número de niños con desnutrición grave tratados en ambulatorios apoyados por MSF de enero a agosto de 2022, en comparación con el mismo periodo de 2021.

Los estados del centro y noroeste de Nigeria sufren ataques incesantes por parte de "bandidos" -término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen esos asaltos- y una ola de secuestros masivos para obtener lucrativos rescates.

La violencia continúa a pesar de las reiteradas promesas del presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, de acabar con el problema y del despliegue de más fuerzas de seguridad en la zona.

A esta inseguridad en el noroeste de Nigeria se suma la registrada desde 2009 en el noreste por el grupo yihadista Boko Haram y, desde 2016, por su escisión, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas inglés).

Ambos grupos han matado a más de 35.000 personas y han causado unos 2,7 millones de desplazados internos, sobre todo en Nigeria, pero también en países vecinos como Camerún, Chad y Níger, según datos gubernamentales y de la ONU.