En la provincia, de una superficie similar a la de Uruguay y con más de 70 millones de habitantes, las lluvias torrenciales se prolongaron durante casi 144 horas entre las 08:00 hora local (00:00 GMT) del 27 de julio y la misma hora del 2 de agosto, con una precipitación media de 146,2 milímetros.
Las autoridades expresaron sus "condolencias a las desafortunadas víctimas" y aseguraron que prosiguen las labores de rescate y búsqueda de las personas que siguen desaparecidas.
Las lluvias también dañaron unas 31.970 hectáreas de cultivos, de los cuales 13.150 hectáreas se perdieron por completo, y causaron el derrumbe o el deterioro de más de 190.000 viviendas.
Asimismo, se vieron afectados unos 1.150 centros educativos, 1.900 centros sanitarios y numerosas infraestructuras básicas como carreteras, puentes, redes eléctricas y de comunicación y obras hidráulicas, informó el medio China News Service.
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El tifón Doksuri, que recorrió China de sur a norte, dejó además al menos 33 fallecidos tras provocar lluvias de un volumen no visto en 140 años en Pekín, cuyo término municipal está rodeado por Hebei.
El Gobierno central ha destinado 520 millones de yuanes (72 millones de dólares) para ayudar a las regiones afectadas por las lluvias, a lo que hay que sumar otros 732 millones de yuanes (102,3 millones de dólares) para apoyar la recuperación de la producción agrícola, informaron las autoridades en los últimos días.
En 2021 y 2022, los veranos ya habían estado marcados por unas precipitaciones de una intensidad inédita en décadas en el centro del país, con más de 300 muertos, y por una persistente sequía en zonas más al sur.
