“Sin prensa libre, la democracia corre peligro”, consejero para la Libertad de Expresión de la Unesco

La libertad de expresión y de prensa es clave para la salud de las democracias, y “cuando un autoritario llega al poder, hace dos cosas al mismo tiempo: reduce la independencia de los jueces y censura a la prensa. Al gobernante autoritario no le gustan jueces ni periodistas independientes. Es peligrosísimo”, aseguró el consejero para la Libertad de Expresión y Seguridad de los periodistas de la Unesco, Guilherme Canela.

Guilherme Canela, en la entrevista con periodistas de Abc Color.
Guilherme Canela, en la entrevista con periodistas de Abc Color. (archivo)Archivo, ABC Color

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¿Qué es hoy la libertad de expresión?

- Es ese derecho universal, individual y colectivo, que tiene que ver con tres acciones: el derecho de hablar, transmitir información, ideas, cultura y también el derecho de buscar y recibir. Es una vía de dos manos. También es interactuar con la esfera pública. Los fundadores de la Declaración Universal fueron muy vanguardistas porque la definición termina diciendo buscar, recibir y transmitir, y añade ‘por cualquier medio’. No hablaban de los medios que existían en 1948, sino ‘por cualquiera que sean los medios’, lo cual incluye ahora a la internet, y sin fronteras, lo que demuestra que la libertad de expresión no se trata sólo dentro de una frontera nacional. Es algo realmente universal y es un derecho inherente al individuo.

¿Qué implica para la democracia que los medios de comunicación pierdan su libertad de informar?

- Es peligrosísimo. No hay otra palabra para definirla. Cuando un gobernante autoritario llega al poder, hace generalmente dos cosas al mismo tiempo: reduce la independencia de los jueces y censura a la prensa. A las autoridades autoritarias no les gustan jueces independientes ni periodistas independientes.

Un indicador fuerte para medir la salud de las democracias son justamente estos dos puntos: estado democrático de derecho, es decir la independencia de poderes; y la libertad de prensa. Si estas dos cosas van bien es muy probable que tengamos democracias sanas. Pero si ambas van mal, muy probablemente estemos ante un declive democrático y ya entrando en regímenes autocráticos.

¿Es una tendencia regional el uso de mecanismos jurídicos o “garrote judicial” para acallar críticas ciudadanas y amedrentar a los medios de comunicación?

-Sí, desafortunadamente. Y no es solo una tendencia en América Latina. El año pasado la Unesco publicó un estudio que se llama “El mal uso del poder judicial para acallar o disminuir la libertad de prensa y de expresión” e identificamos problemas en más de 160 países. Entonces, desafortunadamente, este mal uso del sistema judicial se da de distintas formas. Las tradicionales que son el uso de las llamadas leyes de difamación y otros nuevos formatos, que se conoce en inglés como “Slapp”, que es el uso -no solo a través del sistema judicial- del uso del derecho penal y también del derecho civil para amedrentar a los periodistas. Generar una sensación de autocensura y eso es desafortunadamente un fenómeno que está creciendo mucho en distintas partes del mundo.

¿Cuál es el rol de la libertad de expresión en la lucha contra la corrupción?

- Había un juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, Louis Brandeis, desde hace más de un siglo decía que ‘la luz del sol es el mejor desinfectante’. Entonces, donde tenemos oscuridad hay problemas. No solo corrupción, hay violación de derechos humanos, crímenes ambientales. Donde tenemos más luz, eso significa una prensa libre, pero también instituciones de control y de transparencia.

¿Qué representa para la libertad de expresión el copamiento de los poderes de un signo político?

- Las democracias dependen de lo que se llama los sistemas de freno y contrapesos; y son justamente la independencia de los tres poderes del Estado, más las instituciones de responsabilidad y entre ellas la prensa libre y la sociedad civil organizada y que es capaz de ejercer su propia libertad de expresión y voz de protesta. Si estos engranajes no están con bastante aceite, la tendencia es que las democracias sufran.

El test de la fortaleza de la democrática no es que no haya problemas, si no que estas instituciones del sistema de frenos y contrapesos -incluyendo la prensa- puedan reaccionar con independencia y libertad a los problemas que aparecen en la cotidianeidad de la vida democrática.

¿Qué otros riesgos, además del “garrote judicial”, afronta la libertad de expresión y de prensa?

-Desafortunadamente estamos viviendo una tempestad perfecta, como lo llamamos desde la Unesco. Es un concepto que hemos tomado del mundo económico, cuando varios problemas se suman a una situación. Y en este momento, desafortunadamente, la libertad de expresión y prensa está padeciendo esta tormenta perfecta. Hay problemas de violencia, problemas jurídicos, problemas laborales y también los medios de comunicación sufriendo un declive en la viabilidad económica en toda la región.

Hay problemas regulatorios, con gobiernos que están intentando hacer leyes que no están en línea con estándares internacionales de libertad de expresión y todo eso en un escenario donde tenemos una avalancha de problemas en línea como noticias falsas, discurso del odio y teorías de la conspiración, y hace que todo el ecosistema de la esfera pública queden llenos de estos problemas graves por lo cual el ejercicio del periodismo profesional es más necesario que nunca.

Pero también hay buenas noticias. hay una reacción a esto (ataque), incluyendo desde el punto de vista del poder judicial. La Unesco tiene un programa global de formación de jueces y fiscales sobre libertad de expresión y han participado más de 32.000 jueces y fiscales funcionarios judiciales de unos 160 países. Estos datos son importantes porque demuestra que hay un conjunto importante de autoridades judiciales que están intentando hacer una contrafuerza a este fenómeno de ataques en varios órdenes a la libertad de expresión.

¿Qué recurso les queda a los periodistas y medios de comunicación críticos cuando se dan ataques?

- Hay diversos caminos. Se puede recurrir al sistema multilateral de derechos humanos, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos; al Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Ginebra y a sus estructuras.

Ahora, en un escenario en el que el periodismo puede ser ejercido sin riesgo de violencia física, es importante que el periodismo siga lanzando luces sobre los problemas que existen, manteniendo el profesionalismo, subrayando los hechos para contraponer lo que estamos viviendo con la avalancha de desinformación, discurso del odio y teoría de la conspiración.

Entonces, el mejor antídoto a todo esto es seguir haciendo buen periodismo.

¿La libertad de expresión sigue siendo un derecho humano?

- Sí. Está desde 1948, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 19. Es un artículo muy poderoso que nos demuestra que la libertad de expresión tiene una característica individual y también colectiva. Y eso es muy interesante porque no pasa con todos los derechos.

La declaración dice al mismo tiempo que la libertad de expresión es el derecho de todo individuo -y no establece diferencia de edad, raza, etnia, religión- y dice que todo individuo tiene derecho a expresarse libremente, incluidos los periodistas. Pero también hace hincapié en que es una libertad que se define no solo por la acción de hablar y transmitir sino también de buscar y recibir, por lo cual hace que se vuelva un derecho de la sociedad.

¿Por ejemplo?

- Cuando un narcotraficante mata a un periodista -por citar un ejemplo en la frontera entre Paraguay y Brasil- es la libertad de expresión de este periodista que está siendo atacada de la manera más cruda. Entonces, es primordial que la gente entienda que cuando hay un ataque a la libertad de expresión de un individuo o periodista no es solo un problema de él, es de toda la sociedad y esta debe movilizarse para defender la libertad de expresión porque cuando este derecho empieza a ser censurado -poco a poco- y en algunos casos de manera directa el resultado de eso es que toda la sociedad va a sufrir con mayor corrupción, con violaciones de derechos humanos y otros.

¿Y la sociedad es consciente de ello?

- La sociedad, con el avance y expansión de internet, se dio cuenta de la importancia de tener el derecho a hablar. La gente entendió que la gente puede expresarse, hacer más fuerte su voz ante la protesta.

Lo más importante para la libertad de expresión vino con un conjunto de situaciones negativas, como la desinformación. Entonces, el desafío es ¿cómo seguir promocionando y protegiendo la libertad de expresión, al mismo tiempo que lidiamos con estos riesgos?

La sensación que tenemos desde la Unesco es que a la sociedad le preocupa cómo llegar al balance. No hay respuesta definitiva para eso, pero la buena noticia es que hay una preocupación global de intentar encontrar soluciones a través de políticas públicas en línea con los estándares internacionales de derechos humanos.

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