Unos 1,8 millones de ciudadanos están llamados a las urnas para elegir a los 120 diputados del Parlamento del país balcánico, miembro de la OTAN y candidato al ingreso en la Unión Europea (UE), pero estancado en la vía europea desde hace dos años.
Los sondeos de intención de voto dan ventaja a la derecha tras siete años en el poder del socialdemócrata SDSM.
Estas son las primeras legislativas regulares después de 17 años de convocatorias anticipadas.
Los macedonios tendrán que elegir también al nuevo jefe del Estado entre Gordana Siljanovska-Davkova, candidata del VMRO-DPMNE, y el presidente actual, el socialdemócrata Stevo Pendarovski.
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La nacionalista Siljanovska-Davkova ganó la primera ronda, el pasado 24 de abril, con el 40 % de votos, el doble que Pendarovski.
Los candidatos de los dos principales partidos fueron ya contrincantes en la segunda vuelta de las presidenciales de 2019.
Los analistas consideran poco probable que Pendarovski gane un segundo mandato de cinco años, ante la desmovilización de votantes socialdemócratas por la gran ventaja de la candidata conservadora.
Los otros partidos políticos no han anunciado el apoyo a ninguno de los dos candidatos en esta segunda vuelta.
Se espera que también en las parlamentarias se imponga VMRO-DPMNE, que según los sondeos obtendría el 22 % de los apoyos, el doble que el SDSM.
Tercera sería la formación albanomacedonia DUI, con el 6,2 %, desde el año 2017 socia del SDSM en el Gobiernos, por delante de su rival entre la comunidad albanesa, la coalición nacionalista opositora VREDI, con el 4,6 %.
Los albaneses étnicos suponen el 24 % de la población.
Dos partidos de la izquierda, LEVICA y ZNAM, obtendrían el 5 % de los votos cada uno.
Las elecciones del miércoles son consideradas cruciales para el progreso del país hacia la UE.
El proceso de adhesión está bloqueado desde hace dos años por el veto de Bulgaria debido a una disputa sobre el estatus de la minoría búlgara, unas 3.000 personas, en Macedonia del Norte.
Bulgaria exige el reconocimiento en la Constitución de la minoría búlgara, una solución que es actualmente la principal causa de división política en el país.
Hasta ahora, han fracasado los intentos de sumar la mayoría de dos tercios en el Parlamento para modificar la Constitución, dadas las posturas divergentes de VMRO-DPMNE y SDSM sobre la solución del problema.
Mientras que el Gobierno del SDSM aceptó la condición búlgara, argumentando que es la única forma de asegurar una vía rápida a la UE, el VMRO-DPMNE exige garantías previas de que Bulgaria no impondrá nuevos obstáculos.
