En Burkina Faso y Mali, en el Sahel, así como en los centroafricanos Camerún y República Democrática del Congo (RDC), el cierre de colegios afectó a "millones de niños" en 2023 y lo sigue haciendo este año.
"Más de 14.000 escuelas se han visto obligadas a cerrar debido a la violencia y la inseguridad hasta junio de 2024, lo que repercute en el aprendizaje de cientos de miles de niños en toda la región", destacó el NRC en un comunicado en el que llamó a "proteger el derecho de los niños a la educación".
Muchos de los niños afectados "corren el riesgo de ser reclutados por grupos armados o expuestos a graves riesgos de protección, como el trabajo infantil, la violencia física y la explotación sexual", advirtió la ONG.
Según el director regional del NRC para África occidental y central, Hassane Hamadou, la educación está "asediada" en estas subregiones.
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"El ataque deliberado a las escuelas y la negación sistemática de la educación a causa de los conflictos no es sino una catástrofe. Cada día que un niño permanece sin escolarizar es un día robado a su futuro y al futuro de sus comunidades", lamentó Hamadou, en declaraciones recogidas en el comunicado, y urgió a todas las partes en conflicto a "cesar los ataques y la ocupación de escuelas".
En Camerún, 1,4 millones de niños en edad escolar estaban en "extrema necesidad de asistencia educativa" en 2023 a consecuencia de tres crisis humanitarias simultáneas.
En la RDC, "la violencia y las tensiones intercomunitarias han obligado a cerrar 1.457 escuelas desde principios de 2024", lo que ha afectado a "más de 500.000 estudiantes y 12.700 profesores", según la ONG.
"Los grupos armados siguen ocupando edificios escolares, utilizándolos con fines militares y perturbando aún más la educación", denunció.
Y pidió una "intervención inmediata", pues se "corre el riesgo de perder toda una generación de jóvenes y adultos instruidos".
"Las niñas se enfrentan a un mayor riesgo de matrimonio forzado y explotación, lo que agrava aún más las desigualdades sociales y de género", subrayó el NRC.
Aunque la situación sigue siendo "calamitosa", aseguró, "hay destellos de esperanza".
"En Mali y la República Centroafricana (RCA), el número de ataques contra la educación disminuyó entre 2022 y 2023 debido al descenso de la violencia en ciertas partes de estos países. En Burkina Faso, unas 1.300 escuelas han reabierto este año en varias zonas controladas por el Gobierno, lo que ha permitido a miles de niños volver a las aulas", apuntó la organización.
"La educación es un salvavidas para los niños en crisis. No podemos permitir que la violencia les robe su futuro", concluyó Hamadou.
