Radio France reveló este lunes, gracias a uno de los descendientes de los propietarios expoliados la presencia aparentemente irregular de esa agenda en los fondos del Palacio de Versalles, que reconoció que hasta ahora no había examinado su procedencia.
En una primera reacción a estas revelaciones, el Ministerio de Cultura indicó que se ha lanzado una investigación sobre su origen y que se van a poner en contacto con los herederos para una posible restitución.
Un heredero, identificado como Joseph B., contó que fue el pasado verano cuando se dio cuenta por casualidad de que esa obra formaba parte de los fondos del Palacio de Versalles.
Eso, pese a que desde hace años el Ministerio de Cultura y el Palacio de Versalles han llevado a cabo diferentes campañas para tratar de identificar en sus colecciones y restituir obras que pudieran proceder del expolio de los nazis.
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Lo sorprendente de este caso es que esta agenda de Jacques-Louis David figuraba en los archivos públicos de la "restitución artística" ya que desde 1945, la hija de los propietarios, Odile Lereboullet, había declarado el robo que sufrió su familia.
En una carta del 26 de noviembre de ese año, Lereboullet daba detalles del pillaje de la biblioteca de su padre en la localidad de Chissey en Morvan, en el departamento de Saône et Loire, en julio de 1940, y la acompañaba de una lista completa de 37 libros desaparecidos, entre los que figuraba la agenda con los esbozos de Jacques-Louis David.
El libro reapareció el 15 de enero de 1943 cuando fue subastado en Múnich por 26.000 marcos.
El Palacio de Versalles lo compró en 1951 por 350.000 antiguos francos (unos 10.000 euros actuales) a Otto Wertheimer, un historiador del arte alemán judío que, después de haber trabajado de conservador en el Museo Nacional de Berlín, se refugió en Francia en los años 1930 para huir del régimen nazi.
Con la ocupación alemana de Francia a partir de 1940, Wertheimer acabó instalándose en Suiza durante la Segunda Guerra Mundial pero una vez liberada París, volvió a la capital francesa en 1944 y se convirtió en marchante de arte, con relaciones privilegiadas con los museos franceses como el Palacio de Versalles o el Museo del Louvre, al que legó cinco cuadros.
