La solicitud fue presentada por la empresa estatal ucraniana Naftogaz, y el Ministerio neerlandés de Exteriores mantiene conversaciones al respecto con la compañía local de petróleo y gas NAM, operadora del histórico campo de Groninga, cuya producción cesó recientemente tras años de quejas de los vecinos por los daños causados por los terremotos causados por las labores de extracción de gas.
Rusia ha intensificado este año los ataques contra el sector energético ucraniano, lo que ha dejado a millones de personas sin electricidad ni calefacción de forma habitual en Ucrania.
“La fabricación de nuevos componentes lleva mucho tiempo, por eso recurrimos a aliados”, explicó a la emisora pública NOS Serhi Koretsky, el director de Naftogaz, al justificar la petición a países aliados de piezas antiguas que puedan reutilizarse como repuestos o para levantar nuevas instalaciones.
Por razones de seguridad, las autoridades no han detallado qué componentes concretos de Groninga podrían enviarse a Ucrania ni el calendario de una eventual exportación. La Agencia Neerlandesa de Empresas (RVO) confirmó que ya existen contactos con Shell y la NAM para evaluar la viabilidad del suministro de los componentes solicitados.
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Desde NAM se recibió la petición “con una actitud positiva”, indicó a NOS un portavoz de la compañía, que explicó que el desmantelamiento del yacimiento en cuestión y otros campos antiguos libera una gran cantidad de material susceptible de reutilización y técnicos de Naftogaz ya han visitado Groninga para inspeccionar las antiguas instalaciones de producción.
Los ataques rusos se han intensificado desde que el 1 de enero de 2025 cesó el tránsito de gas ruso hacia Europa a través de Ucrania, pero hasta entonces, las instalaciones gasísticas habían quedado en gran medida al margen, a diferencia de las centrales de carbón y las subestaciones, que fueron objetivos frecuentes desde la invasión lanzada por Moscú en febrero de 2022.
Países Bajos ha asumido un papel destacado en el apoyo energético a Ucrania: en octubre, el Gobierno neerlandés comprometió otros 25 millones de euros y, desde 2022, ha aportado unos 450 millones de euros, al margen de la ayuda militar, para la reparación de redes de gas y electricidad.
