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De su dinero, Catalina González les compra comida y hasta costea los gastos veterinarios, donde varios fueron castrados mediante su esfuerzo personal. Según testimonios, es realmente admirable cómo cuida y atiende a los gatitos.
Cacho, que ya tiene varios años encima, está ahí con ella desde chiquitito y fue testigo de varias idas y venidas de muchos felinos que aparecían ahí y que posteriormente fueron dados en adopción.
También está Micaela, una hermosa gata que era del recordado Padre Benito Páez, por años párroco de la parroquia de la Recoleta, quien, antes de morir, dejó al cuidado de Ña Cata a su mascota.
Son varios los gatitos que se alimentan diariamente gracias al corazón enorme de esta noble señora, según destacan ciudadanos.
En este sentido, instan a apoyar a la mujer, mediante la compra de sus flores.