La manifestación pacífica contra el bochornoso acuerdo secreto terminó causando más polémica por la desmedida reacción policial, que utilizó la fuerza contra un puñado de jóvenes autoconvocados. Sebastián Centrón, Fabrizio Núñez, Jazmín Robles, Paulo Cosetti, Diego Pusineri y Guillermo Gorgoroso fueron detenidos y lo que parecía un procedimiento de aprehensión de manifestantes, terminó por convertirse en otro oscuro episodio para la Policía Nacional.

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Fabrizio fue el primero en ser depositado en el calabozo de la comisaría 6ª de Asunción. Comentó a ABC Color que llegó a temer por su vida, al verse rodeado por seis policías quienes lo golpearon en grupo.

En medio del intento por despejar la vereda de la residencia presidencial, los agentes antidisturbios avanzaron hacia los manifestantes y los hicieron retroceder a fuerza de patadas y golpes de escudos, hasta que reaccionaron contra una menor de edad que participaba de la protesta. “Un compañero y yo reclamamos a los policías por esta represión, entonces me agarran de la espalda y me llevan al calabozo de la comisaría sexta”, cuenta.

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Parte de este episodio lo grabó con su teléfono celular y lo subió a las redes sociales.

Comenta que en ningún momento opuso resistencia, sin embargo, lo trataron con violencia durante todo el trayecto a la comisaría. Una vez adentro del calabozo, cuenta que fue rodeado por uniformados. “Yo estaba solo, rodeado por seis policías, a oscuras, siendo garroteado. Llegué a temer por mi vida. Nunca vi una conducta tan agresiva de la policía”, dijo.

Durante los pocos minutos que estuvo solo en el calabozo, Fabrizio recibió golpes en la cara, hechos con mano abierta, tiene rasguños y moretones en diferentes partes del cuerpo, pero las principales agresiones se centraron en sitios donde casi no quedan rastros, talones y rodillas. Comentó que incluso intentaron estrangularlo con el cordón de la capucha del abrigo que traía puesto.

Una conducta que evoca la práctica de la policía en tiempos de la dictadura, detenciones sin lectura de derechos, impedir la comunicación, y sobre todo la violencia. De los seis que lo golpearon, ya que todos estaban sin portanombres, solo logró identificar a uno: suboficial Mario Báez.

Minutos después lo acompañaron los demás manifestantes detenidos. Expuso que nunca le informaron del motivo del arresto, los dejaron incomunicados y hasta fraguaron el acta de procedimiento, para atribuirles conductas violentas y resistencia.

Sostiene que hasta ahora no están seguros del motivo de su arresto, ya que también les dijeron que fue por supuestamente infringir la ley del marchódromo.

Detenido por reclamar la violencia

Paulo Cosetti fue por sus propios medios hasta la comisaría 6ª, tras sus compañeros de manifestación detenidos. En contacto con nuestro diario comentó que al entrar a la recepción de la dependencia policial vio que la puerta que da al patio estaba abierta y pudo ver a un grupo de policías agrediendo a los detenidos, quienes estaban tirados en el suelo del calabozo.

Alarmado por este hecho, reclamó la violencia, pero fue tomado por el cuello por otro policía y, al borde de la estrangulación, fue también llevado al calabozo. “Se burlaban de nosotros, nos amenazaban con que íbamos a pasar toda la noche ahí, que nos quedemos calladitos”, recuerda.

Dijo que fue detenido por supuestamente atropellar la comisaría, pero detalló que ingresó con el permiso de los uniformados y que fue el reclamo por la violencia lo que hizo que lo arresten.

Pasaron varias horas hasta que finalmente fueron puestos en libertad, todos con marcas de violencia. El fiscal de turno en ningún momento se hizo presente, dijo Cosetti.

Aún en medio de dudas por su detención, los jóvenes fueron citados el viernes 2 de agosto para declarar ante la Fiscalía.