La última vez se lo vio en una cancha situada en el barrio San Gerardo, donde él y su grupo de amigos siempre jugaban al fútbol. Habría recibido una llamada telefónica y salió. A su salida le dijo a un tío suyo que volvería para el tercer tiempo, pero no regresó.
Ana Ayala, madrastra del joven, dijo que intentaron comunicarse con él pero su celular está apagado. Agregó que al enterarse del hallazgo del vehículo incinerado acudió a las autoridades y que no le dieron demasiada importancia. “Esperaba que pudieran rastrear su celular o que vean las cámaras del sistema 911 para tratar de ubicarlo”, pero no hicieron nada, dijo. “No sé qué es lo que debe suceder para que le den importancia al caso”, dijo.
Al ser consultada si notaron algún comportamiento extraño antes de su desaparición, dijo que todo estaba normal. “El martes agarró sus atuendos deportivos y me dijo: ‘Mamá, me voy a jugar un rato’ y salió”, expresó.
En relación al vehículo, dijo que está a nombre de Rodolfo Araújo Servín, pero que su hijo lo utilizaba desde hace unos meses. “No sé si ya pagó todo y todavía no hizo la transferencia o cómo es”, añadió.
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Agregó que trabajaba con un tío, el abogado Wilfrido Figueredo, en un estudio jurídico hasta hace algún tiempo. “Últimamente no tenía un trabajo estable, pero solía hacer algunos mandados”, concluyó.
