Ahora recuerda nuevamente el tema ante un vídeo grabado por un turista brasileño que registra una situación muy particular: “Al ingresar en un supermercado en nuestro país, le toman la temperatura y el termómetro, según la lectura de la dependiente, indica que tiene 34.6 grados de temperatura”.
Si la medición fuera real, el turista estaría con un cuadro de hipotermia severa, con riesgo de paro cardíaco. En cambio, en el supermercado se lo puede ver caminando sin ninguna dificultad.
Sebastián Villalba insistió en la necesidad de emplear termómetros ópticos de uso clínico, no aquellos infrarrojos para medición industrial.
“Lo que paso en el supermercado –siguió diciendo– es un ejemplo claro del riesgo que implica el uso de equipos inadecuados. La lectura que se tiene no es correcta. No está calibrado para uso clínico. Ante datos incorrectos se tiene el riesgo de no detectar fiebre en una persona que podría estar afectada por el coronavirus”.
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Al respecto mencionó que “el mismo catalogo de los termómetros industriales indica que existe un margen de error que oscila entre 1,8 y 2,3 grados”.
Entrando en detalles dijo que “los termómetros se utilizan para medir grandes temperaturas, por ejemplo una caldera. En 500 grados dentro de la caldera, 2 grados significa muy poco”.
Advirtió que “en el caso del cuerpo humano, dos grados de temperatura sí es fundamental. Los termómetros ópticos de uso clínico se caracterizan por su precisión para medir la temperatura corporal”.
El problema, explicó Sebastián Villalba, es que resulta muy difícil conseguir termómetros ópticos. “Sin saber, muchas empresas compran termómetros infrarrojos industriales. La lectura equivocada en medio de una pandemia puede conducir a graves errores en la toma de decisiones”.
Sebastián Villalba es instructor en atención prehospitalaria avanzada. Comentó que “la temperatura corporal normal es de 36,5 grados célsius. El organismo puede soportar un promedio de cinco grados por encima de este valor”.
En cambio, cuando se trata de temperaturas por debajo, la situación cambia radicalmente. “Entre 33 y 35 grados ya se registra una hipotermia y la persona afectada puede enfrentar un cuadro clínico de shock térmico que puede llevar a un paro cardíaco”.
Sebastián Villalba insistió en la necesidad de emplear termómetros ópticos de uso clínico, no aquellos infrarrojos para medición industrial.
“Lo que paso en el supermercado –siguió diciendo– es un ejemplo claro del riesgo que implica el uso de equipos inadecuados. La lectura que se tiene no es correcta. No está calibrado para uso clínico. Ante datos incorrectos se tiene el riesgo de no detectar fiebre en una persona que podría estar afectada por el coronavirus”.
Entre los termómetros industriales de mayor venta en nuestro país se encuentran Profield, Trooper y UNI-T.