A 12 años de su liberación, Ingrid Betancourt llama a ser más humanos y solidarios

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Ingrid Betancourt, en una entrevista para ABC TV esta mañana.
Ingrid Betancourt, en una entrevista para ABC TV esta mañana.

En un contacto directo desde Colombia, Ingrid Betancourt recordó para ABC Color las situaciones tan difíciles que vivió durante su secuestro, además de la alegría y el alivio que sintió en el momento de su liberación. Doce años después, sigue recordando con emoción el día en que “volvió a nacer”. Hizo un llamado a aprovechar la pandemia para “repensar quiénes somos” y cambiar nuestros comportamientos, siendo solidarios y trabajando por un “mundo más bello”.

Hoy se cumplen 12 años de la liberación de Ingrid Betancourt Pulecio, la política colombiana que fue secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en febrero de 2002. La ex candidata presidencial charló vía Zoom con ABC Color y recordó las vivencias difíciles durante su secuestro, pero sobre todo los detalles del día de su liberación.

Recordó que la semana previa a su liberación venían marchando, pero un día antes hicieron una pausa y los juntaron con otros secuestrados. En total, estaban 15 personas en un mismo campamento y por primera vez las hicieron dormir en una casa construida a orillas de un río.

“Vivimos tantos años durmiendo en el suelo, sobre plásticos, y llegar a una casa con un techo fue para mí un momento de gran lujo, de gran felicidad”, expresó.

Rememoró también jocosamente que esa noche se pasó rascándose porque los colchones estaban llenos de pulgas y ellos durmieron encadenados a los barrotes de las camas. “Pero yo pensaba que prefería el colchón y las pulgas ante que los bichos de la selva y el suelo”, agregó riendo.

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Al amanecer, añadió, escucharon desde la habitación los programas de radio que daban voz en ese entonces a los familiares de los secuestrados y ella oyó dos mensajes importantes: el de su hija, que le contaba que iba a viajar a Francia porque estaba deprimida, y el de su madre, quien le decía que iba a ir a Italia para apoyar una protesta por la liberación.

“Y pensé: ‘Ah, no va a ir nadie a mi liberación', como burlándome del asunto. No había antecedentes para pensar que iba a haber una liberación, solo sabíamos que iba a llegar una comisión para hablar con nosotros”, agregó.

Los 15 secuestrados fueron luego maniatados y obligados a subir a un helicóptero que Betancourt pensaba que era de algún gobierno aliado a las FARC.

“Recuerdo estar deprimida, pensando sin saber dónde nos iban a llevar. De pronto hay esa pelea interna y es cuando el comandante del grupo grita muy fuerte: ‘¡Somos del Ejército de Colombia, están libres!’. Ahí nos enloquecimos. Yo me acuerdo que gritaba y pensaba ‘tengo que parar de gritar’ y no podía parar de gritar. Mis compañeros estaban saltando y el helicóptero estaba con dificultades de mantener el equilibrio y me acerqué al piloto y le pregunté cuánto faltaba para que lleguemos. Me dijo ‘5 minutos’ y pensé que era una eternidad, no vamos a llegar (…) El espacio y tiempo se contrajeron”, detalló.

Ingrid Betancourt junto a uno de los soldados que estaban secuestrados junto con ella, en el momento exacto de la liberación.
Ingrid Betancourt junto a uno de los soldados que estaban secuestrados junto con ella, en el momento exacto de la liberación.

“Fueron muchos años de incertidumbre, de dolor, de angustia, maltratos y humillaciones. Todo lo que vienen con un secuestro”, recordó la colombiana luego de mencionar algunos detalles de su liberación. “Ese fue un momento extraordinario. Yo pienso que nací el día en que mi madre me dio a luz pero nací también ese día de la liberación hace 12 años”, añadió.

Desafiando el destino

Betancourt considera que ese día volvió a nacer y desde entonces tiene una nueva oportunidad para disfrutar la vida. “Estos años que han pasado han sido como tener esa bendición de ir cumpliendo sueños que se habían gestado en cautiverio. Sueños muy diferentes de los que soñaba cuando estaba en política en Colombia, pero siento una profunda gratitud por la vida y tengo una sensación como de plenitud. Sí puedo decir que me aproximo a esa Ingrid que yo quería ser cuando estaba encerrada”, afirmó.

“No hay un día en que yo no agradezca haber sido liberada por el Ejército de Colombia, el estar viva. En estos últimos años de libertad he sido abuela y eso para mí ha sido extraordinario. Cada vez que nace un nieto y lo tengo en mis brazos es como un desafío al destino, como diciendo: ‘¡Lo logramos!’. Todo lo que nos dijeron, que íbamos a morir en la selva, que no íbamos a salir… y aquí estoy, con mis nietos, con mis hijos con mi familia y lo logramos”, manifestó emocionada.

Una oportunidad para cambiar

Teniendo en cuenta la crisis mundial y la pandemia de COVID-19, Betancourt manifestó que este es un momento en el cual todos tomamos conciencia sobre la muerte y la necesidad de proteger a los seres queridos.

“Entendamos que es una inmensa oportunidad para repensar quiénes somos como planeta, como humanidad, y para rectificarnos. Este es el momento en que nos damos cuenta de que los cambios pueden ser masivos e inmediatos, que podemos cambiar nuestros comportamientos, que podemos ser solidarios y no pensar solo en nosotros mismos y el presente, sino en los demás, y en cómo podemos aportar para hacer este mundo más bello”, exhortó.

Vea la entrevista completa:

A 12 años de la liberación de Ingrid Betancourt, conversamos con la política colombiana.

Posted by ABC TV Paraguay on Thursday, July 2, 2020

El poder de las ideologías

Analizando el origen de las FARC y del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo, la misma aprovechó para señalar que debemos “vacunarnos” en contra de todo tipo de ideologías extremas, sin importar que sean de izquierda o derecha.

“Cualquier ideología que reduzca el mundo a una eliminación del otro porque no piense igual, nos lleva a una deshumanización y lo que yo viví fue eso. Yo viví una experiencia terriblemente dolorosa porque estaba cubierta con toda una ideología en la cual se justificaban con la lucha política, con la confrontación de clases y también había un problema de género. Yo viví en un medio muy machista y misógino durante todos esos años”, agregó

En ese sentido, manifestó que estando en cautiverio y luego en libertad vio que esa manera de pensar desarticula los fundamentos “del bien y del mal”.

“Pierde uno la moral, el respeto por ser humano, por la vida, y es contra eso que tenemos que vacunar, no importa de donde venga esa ideología. No dejemos que se nos reduzca el pensamiento y la posibilidad de ser críticos ante el mundo, ante nuestra realidad simplemente porque nos metemos a una especie de camisa ideológica que hace que no podamos ser justos y ver las cosas como son”, añadió.

La hoy escritora reveló que una de las cosas que más les sorprendió de las FARC fue la manipulación y la capacidad que tenían para transformar la realidad.

“Ellos no eran consciente del daño que hacían a cada uno de los secuestrados. Cuando utilizaban palabras refiriéndose a nosotros como la cosa, la carga u otros muchos peores. Unas referencias que cuando uno piensa en las cosas que le han dolido, se dan cuenta que los golpes físicos se van y no dejan rastros pero las palabras penetran y siguen haciendo daño con el paso del tiempo. También es eso, reflexionar en el valor de las palabras, en que somos seres de palabras y tenemos que cuidar la manera en la que nos expresamos”, reflexionó.