Día del Padre: la historia de don Jorge, el papá que da todo

Don Jorge Riveros junto a su hija Nelly Ester (22).
Don Jorge Riveros junto a su hija Nelly Ester (22).

PILAR. En el Día del Padre, una historia de entrega y coraje conmueve a toda una ciudad.

Cada amanecer en Pilar tiene el mismo motor para don Jorge Riveros: el amor por sus hijas. Separado de sus madres, este padre paraguayo lleva sobre sus hombros el cuidado total de Nelly Ester (22), quien vive con parálisis cerebral y María Teresita (16), diagnosticada con autismo y retraso mental.

Don Jorge Riveros y su hija María Teresita (16), diagnosticada con autismo y retraso mental portando un cartel.
Don Jorge Riveros y su hija María Teresita (16), diagnosticada con autismo y retraso mental portando un cartel.

“Mi día empieza cambiando el pañal de mi hija mayor dos veces a la madrugada, luego la baño, la visto todo lo que haga falta”, cuenta entusiasmado.

A pesar del cansancio, no se permite flaquear: prepara alimentos, se asegura de que ambas estén limpias, vestidas, cuidadas y protegidas.

Nelly Ester (22) no camina, utiliza una silla de ruedas para movilizarse y María Teresita (16) camina, sí, pero don Jorge no la pierde de vista.

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“Es como una bebé grande”, explica. Lo hace todo con una paciencia de hierro, templada por el amor más puro.

Ambas niñas asisten a la Escuela Especial Antolina Lombardi de la ciudad de Pilar, lo que permite un pequeño respiro para este padre que no baja los brazos. Pero las dificultades económicas no dan tregua.

“Es cierto que las dos reciben una pensión de Tekoporã de 250 mil guaraníes cada una, pero no es suficiente para cubrir sus necesidades”, expresó con preocupación.

Sin trabajo estable, su mayor anhelo es una oportunidad laboral que le permita darles una vida digna a sus hijas.

Hay una gran discriminación hacia padres como yo, que no podemos trabajar porque cuidamos de nuestros hijos especiales”, lamenta. “Solo pido que el Gobierno nos extienda una mano” subrayó.

Su hijo mayor, César (25), estudiante de Psicología, es su único sostén. Pero la fuerza que mueve a este padre no proviene de afuera, sino de adentro.

“Es una carrera de resistencia y paciencia y paciencia yo tengo. Voy a seguir luchando por mis hijas hasta que Dios diga basta”.

En este Día del Padre, su historia recuerda que el amor verdadero no pide nada a cambio, solo entrega.