De la pobreza a la NASA, un testimonio inspirador

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“Que nazca de ustedes mismos el esfuerzo, sean dueños de sus acciones y las consecuencias de sus decisiones en todo momento”, dijo Sandra Cauffman, de la NASA, a un auditorio de jóvenes en el marco del Congreso Aeroespacial en el Hotel Guaraní.

El Congreso Aeroespacial, que se inició ayer, continúa esta mañana en el Hotel Guaraní a cargo de la especialista de la NASA Sandra Cauffman, quien en las primeras horas relató su dura historia de vida para motivar a los jóvenes.

“Mi mami me dijo 'esfuércese y uno nunca sabe la vuelta que da el mundo'; ella no me dijo 'estamos en Costa Rica, somos pobres, olvídese', nunca dijo nada de eso”, fueron las primeras palabras de Cauffman a los jóvenes, a las cuales siguió el relato de la vida de su madre y sus primeras anécdotas de la infancia.

Su madre quedó huérfana a los nueve años y tenía 12 hermanos, pero como era la menor, nadie se hizo cargo de ella y fue a un orfanato. “Ella se hizo sola a través de todo lo que hizo por ignorancia, porque no tenía nadie que la ayudara, cometió muchos errores en su camino y buscó que no cometamos los mismos errores que ella”, contó.

Manifestó que muchas veces los padres no son sinceros con sus hijos porque creen que los protegen; sin embargo, su madre les habló siempre sin guardarse nada para evitar que ellos recorrieran su mismo sendero. “Ella fue violada dos veces y yo soy producto de una violación. Ella es una persona increíble, con mucha dignidad, pero nunca se hizo la víctima. A pesar de que a ella la golpearon, se caía y luego se levantaba. Ella es mi héroe”, dijo con la voz quebrada.

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Explicó que estudiar era importante para ella y su hermanito, pues no tenían nadie en la casa que les dijera “hagan la tarea”. Estuvo en el colegio República del Paraguay, en su país, y su madre pidió permiso para que trabajara porque era menor de edad. Así empezó a los 13 años, acomodando las ropas que la gente dejaba tirada en los vestidores de una boutique.

Afirmó que era feliz de poder llevar algo a su casa para comer. Su madre estuvo en el hospital muy enferma por tres meses, perdió el trabajo y desde entonces deambularon por varias casas; inclusive, llegaron a vivir por año y medio en una oficina que no se usaba. Aseguró que no importaba dónde estaban ni qué comían, siempre que se tuvieran los unos a los otros.

“Y hoy día yo veo que hay que andar insistiendo a los niños para que hagan la tarea y esto y lo otro. Los niños pobrecitos tienen mucha tarea, bueno, ¡que hagan la tarea!, ¡que luchen y se esfuercen! Que nazca de ustedes mismos el esfuerzo, que sean dueños de sus acciones y las consecuencias de sus decisiones en todo momento, que no es la culpa del maestro, de los padres, porque ustedes desde chiquititos ya piensan y tienen conciencia de todo”, exhortó a los jóvenes.