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A este ritmo vamos a convertir las pugnas electorales en “zona de guerra”. ¿Qué se logra con esto? Que los candidatos que tienen propuestas serias y honestas para sus comunidades ya no se presenten.
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Y aquí la pregunta: ¿Quiénes competirán entonces? Será una lucha de facciones, de “patrones” y/o de “señores feudales”. Y la ciudadanía terminará presa de intereses bélicos.
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El próximo domingo 10 de octubre la ciudadanía tendrá en sus manos el poder de “extirpar” a estos indeseables de las municipalidades.
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El programa de gobierno del candidato farandulero tiene dos ejes: 1. Cumplir la orden del “Patrón” y 2. repartir el dinero de los contribuyentes a pagos de salarios a funcionarios. Más nada.
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Por eso es que no le gusta debatir en serio porque no tiene nada que decir. Se pone nervioso cuando se le quita del libreto que le preparan sus amigos cartistas.
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Dicen que ayer tuvo una agarrada con Nakayama, quien le cantó las cuarenta por su actitud xenófoba. Hasta aseguró que vive en Asunción. Hmmmm.
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El “significativamente corrupto” ni siquiera participa de los debates porque le teme a su pasado y presente. Tanto confía en su “Patrón” que dice que va a ganar.
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Sin embargo, Miguel Prieto cada vez suma más apoyos. Los dos primeros concejales de la lista liberal le dan su respaldo y le ningunean a un tal Airaldi, otro “carbón mojado”.
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Vamos a ver cómo el Ejecutivo resuelve, sin rifar la plata de los contribuyentes, los reclamos de los docentes y de los médicos.
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Algunos funcionarios públicos parece que se olvidan que estamos en pandemia y en plena crisis económica. Alguien le tiene que explicar que los impuestos no son exclusivamente para salarios y groseros beneficios.
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¿Con qué plata se construyen escuelas, hospitales, rutas, etc.?