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En una oportunidad, en una celebración eucarística del 8 de diciembre, el obispo pidió que prometan públicamente –levantando las manos– que iban a luchar contra la corrupción.
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Demás está decir que no solo no combatieron este flagelo social sino que fueron protagonistas de varios hechos de corrupción.
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Lamentablemente ni Dios ni la Patria le demandaron en ningún estrado a estos personajes.
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Y hablando de personajes, el locutor N° 2 está contra la cuerdas. Le quedan tres caminos: renunciar, ir a Tacumbú o ser “blanqueado” políticamente por los diputados colorados.
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Si esto último llega a ocurrir, será uno de los escándalos mayúsculos de la vida política paraguaya de los últimos tiempos.
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En Diputados se mantiene la “Operación Cicatriz” entre cartistas y abdistas. Juntos como hermanos. Sospechosamente reciben el respaldo de un sector de la oposición, que obtuvo beneficios del Ejecutivo.
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El farandulero “Nenecho” recién comienza su gestión y cada vez más saltan los fatos. Conste que son del año 2020 y falta aún revisar 2021.
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Esta es otra “joya” del cartismo que ya no merece seguir en el cargo. A los asuncenos le quedan cuatro largos años de sufrimiento.
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Desesperante es la inseguridad que sufrimos en el país. Giuzio y el comandante Arias tienen que sentarse a hablar de una vez por todas porque sus diferencias nos perjudica a todos.
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Uno parece que le responde a HacheCé y no a su jefe. Sea lo que fuere, los dos le deben responder a la ciudadanía, que es la que sufre este flagelo.
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Dicen que hay un feroz lío en el Ministerio del Interior porque un viceministro tiene familiares que manejan la institución a su antojo y los funcionarios técnicos son perseguidos. ¡Qué lamentable!
