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Se van multiplicando los asaltos callejeros y en comercios de barrio mientras que en el campo casi ya no hay condiciones para trabajar, salvo que se “pacte” con los delincuentes.
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Así ya no se puede vivir. Se puede comprender si se observa algún tipo de esfuerzo o planificación pero da la impresión que hay hasta complicidad.
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Este clima es el fiel reflejo del desinterés de las autoridades. En el Ejecutivo y el Legislativo están enfocados casi íntegramente en la campaña política, con el único objetivo de continuar sirviéndose de las mieles del poder para beneficios personales o sectoriales.
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La Justicia mientras tanto con los anteojos oscuros, incluyendo el Ministerio Público sobre casos muy graves como contrabando, narcotráfico, lavado de dinero y otros delitos conexos.
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Pero no solo en la inseguridad se evidencia esta situación, sino también en la salud. Ahora resulta que los guardias privados de hospitales públicos amenazan a familiares de pacientes para que no se quejen ante la prensa de las deficiencias, caso contrario los internados sufrirán las consecuencias.
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¡Están todos locos! ¿Qué se creen estos personajes? Muchos de ellos ni siquiera tienen la mínima instrucción para estar donde están. Ahora actúan como “matones”.
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¿Hace algo al respecto al Ministerio de Salud? Debería moverse y exteriorizar su argelería también hacia sus subordinados para desterrar este tipo de prácticas. De paso, trasladar a esos guardias a trabajar en Tacumbú para ver si se animan a ser tan valientes allí.
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El IPS es otra vergüenza. Fiel reflejo de la insensibilidad –para no decir otra cosa– de sus autoridades, incluidos consejeros.
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A los pacientes ni se les asea bien... al menos eso es lo que denuncian. Dicen que apenas les sirven la comida y para que no queden en evidencia, les prohíben a los familiares ingresar hasta las salas. ¿Y este es el mejor sistema del mundo? Esta gente está a punto de liquidar la salud y el sueño de millones de trabajadores.
