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Sin embargo, en cuanto a infraestructura vial, se ha tenido importante avance con la concreción del asfaltado de la ruta PY08 que se consiguió mediante una profusa campaña mediática, conocida como “Ruta 8 Asfaltado ya”, que incluyó cierres de ruta y otros tipos de presiones, de parte de los pobladores de Caazapá e Itapúa. También se concretó la construcción del asfaltado de la ruta PY18 que beneficia a las comunidades del noreste de Caazapá.
Pero, llamativamente, es postergada la región más importante del departamento de Caazapá que se encuentra en la zona alta del distrito de Abaí, donde la principal actividad económica es la producción de granos –soja, maíz, trigo– y el traslado se realiza en camiones de gran porte por el tramo Tupãrendá-Tuna-Tarumá-Abaí que, sin temor a equivocarme, es la ruta más fea de nuestro país.
El gobernador de Caazapá, Cristian Acosta, conoce perfectamente la realidad, pero sería pertinente pedir a la ministra de Obras Públicas y Comunicaciones, Claudia Centurión, que maneje un vehículo por ese tramo, para conocer en persona esa máquina de tortura que se llama ruta Abaí-Tuna.
Es una ruta que rompe trenes delanteros, amortiguadores, bulones, cubiertas y otras partes de los automóviles.
El mismo Santiago Peña, cuando imploraba votos durante su campaña política, se comprometió a ejecutar la construcción del asfaltado de dicha ruta en los primeros meses de su gobierno. Peña ya consiguió su propósito de instalarse en el Gobierno y su promesa electoral se va disipando rápidamente.
En la zona del distrito de Tavaí están desapareciendo los puentes de madera. No es porque se está cambiando por otras pasarelas más seguras. Las pasarelas fueron arrasadas por la correntada o se desplomaron bajo el peso de los camiones.
El departamento de Caazapá necesita de infraestructura vial como elemento para el trabajo. Es una zona de producción agrícola, forestal, ganadera. Es una zona de alta riqueza natural, empobrecido a raíz de la desidia de los sucesivos gobiernos de nuestro país.