Política y la confianza grupal

El 15 de agosto se cumplen setenta años de la asunción al poder del dictador Alfredo Stroessner. En esa misma fecha Santiago Peña celebra su primer año de mandato. Con más sombras que luces son muchas cosas que podemos analizar en estos momentos. Desde luego que en la hegemonía del poder del partido colorado vemos que la oposición no existe.

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Y pareciera que como en tiempos del dictador que estuvo treinta y cuatro años en el gobierno hoy día hay voces disidentes que no hacen sino cohonestar el sistema y ser parte de esta cultura política que tiene mucho más que siete décadas. Si nos dirigimos a la antropología podemos afirmar que la sociedad tribal tupi guaraní presentaba algunos rasgos característicos. Los líderes tenían que saber hablar y distribuir los bienes y servicios en manera correcta entre los allegados.

Desde luego que en tiempos de los nativos no existía este enorme aparato burocrático ni elecciones ni consensos. Que son formas de legitimar el poder y la dominación. No se trata de divagar sino analizar la semejanza que se observa hasta ahora y que lejos de desaparecer se ha perfeccionado bastante. Lógico que cuando no se ponían todos de acuerdo sobre un asunto determinado había una fragmentación. Como sucede exactamente ahora que los adherentes se sienten incómodos porque piensan que no reciben los privilegios que se merecen.

Todos quieren la cabeza del león y se niegan a aceptar la cola del ratón. Esa no fue la promesa cuando en las campañas proselitistas se habló de que todos van a estar mejor. Nunca mejor pensado y usado ese slogan. Naturalmente, no se refirieron con visión país o que el bienestar llegue a todos los compatriotas. Elaboraron sus ideas solo para los más cercanos. Es decir a los amigos, parientes y amantes. A estos grupos de confianza se les otorgan los cargos mas importantes y con jugosos salarios. Después se dan licitaciones para construir caminos y puentes a los amigos. Hacen lobies los eternos proveedores del Estado. Hay que pagar los favores y los votos obtenidos. El problema aparece cuando son muchos los comensales y la torta no alcanza.

Más que nunca vimos que no hay remedios oncológicos en los hospitales públicos. En realidad, no hay remedios de ninguna clase y la ministra se desespera. Yo creo que esas plagas que cobran mucho en las instituciones públicas, tienen que cobrar menos. Tal vez, de esa forma se pueda contar con más escuelas y caminos. Quizás se puedan tener más policías por las calles. O mejorar el sistema del transporte público. Son muchas las necesidades del pueblo paraguayo. Si solo piensan en el bienestar de los cartistas más cercanos y olvidan al resto, es muy grande el conflicto que se puede originar. Puede haber una explosión en el descontento popular. Y comenzar las manifestaciones y reclamos por las calles con sus consabidas consecuencias. El termómetro de la calle indica que la gente no está feliz con los exorbitantes precios de la canasta familiar ni con la inseguridad de todos los días ni con la falta de trabajo. Miles de compatriotas se dirigen a España en la actualidad, porque no pueden sobrevivir en su propio país con dignidad.

A un año del cartismo que copan el poder a lo largo y ancho del país y setenta años que subió Stroessner siendo único candidato como sucedió en aquel entonces, puede volver el autoritarismo en cualquier momento. No hay democracia si no hay una verdadera oposición. No hay grupos que cuestionen al gobierno para detener los abusos y las injusticias. Ojalá como ciudadanos críticos y comprometidos podamos levantar nuestra voz de protestas.

blila.gayoso@hotmail.com

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