De hecho, en la última publicación realizada por la campaña “Itaipú ñane Mba´e” en fecha 26 de febrero, uno de los subtítulos del escrito lleva como nombre “Historias de un Paraguay que podría ser”, haciendo referencia a un gran imaginario de posibilidades en los cuales la población de clase trabajadora sencillamente tenga una vida más digna, con derechos “básicos” garantizados.
Es como pensar una y otra vez, como sería vivir con un seguro social, o saber que si te enfermas no vas a tener que endeudarte de por vida. Pero no, no es la realidad, y lastimosamente lo que se está discutiendo hoy en día en referencia a la famosísima revisión del Anexo C no aborda los estos aspectos centrales de la desigualdad al cual nuestro país está sometido.
Y si, son de esas oportunidades únicas donde una pequeña puerta de salida, una salida a la terrible desidia que sufre el Paraguay estaba semi-abierta. Pero al parecer la están cerrando nuevamente. Y ni siquiera estamos enterados.
Como se dice vulgarmente, “la verdad de la milanesa” es que mientras están cerrando esta pequeña puerta de esperanza, a nivel global siguen pasando muchas cosas. Cosas que hacen que el cierre de esta puertecita abierta sea aún más grave, y mucho más peligrosa para nosotros los paraguayos y paraguayas. En el presente escrito, hago el intento de visibilizar ciertos aspectos de la política global, que hacen que la problemática de la soberanía energética esté cobrando una importancia aun mayor hoy en día en comparación a décadas anteriores.
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Negacionismos, crisis climática, entre otras cosas
Pareciera sencillo comprender el significado tangible de “negacionismos”. Es como decir, niega algo, que efectivamente no ocurre. En términos bastante literales es muy simple. No obstante, en términos políticos puede tener consecuencias terribles.
Un ejemplo de esto, son aquellas personas que niegan la dictadura, o mejor dicho, las dictaduras. ¿Podés creer que en Paraguay aún existen personas que niegan la dictadura de Stroessner?
Tiran datos falsos sobre los desaparecidos, hacen un intento grandísimo de cambiar la narrativa sobre las consecuencias nefastas de los gobiernos autoritarios. Mismo si esto ya viene ocurriendo hace décadas, hoy en día siguen apareciendo “nuevos negacionismos”. No solo aquellos que niegan dictaduras.
Los negacionistas climáticos son un nuevo género en esta especie tan nefasta. Y si, dicen que el cambio climático no existe, o que sencillamente lo que está ocurriendo ahora no es producto de la actividad humana, sino es un proceso natural. Si te ponés a indagar un poco más sobre quienes son, te vas a dar cuenta de que había sido, el actual presidente de la mayor potencia económica del mundo (Estados Unidos) es un gran negacionista.
Parece hasta una coincidencia, que solo unos meses luego de que Donald Trump haya sido electo, en el estado de California se desarrolló lo que podría considerarse uno de los episodios más agresivos de “incendios forestales” en el mundo.
Para no ir tan lejos, podemos hablar del caso de Argentina. En dicho país, otro de los negacionistas climáticos más famosos en el mundo entero está como presidente. Tampoco será coincidencia que este año se perdió un aproximado de 50.000 hectáreas de bosques por incendios forestales en las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén.
Negar dictaduras, y negar el cambio climático parecieran cosas muy distintas y lejanas, pero tienen una raíz común y bastante fuerte. “El autoritarismo”. La relación super cercana entre dictaduras- gobiernos autoritarios y la negación del cambio climático ya no debería de ser una sorpresa hoy en día.
Pero….
¿Qué tiene que ver Itaipú en todo esto?
Y digamos que tiene todo que ver.
Hablar de dictaduras y no hablar de Itaipú es como hablar de la selección paraguaya sin José Luis Chilavert. No se pueden pensar por separado.
En lo que respecta a Itaipú, todo ese proyecto fue pensando y ejecutado en un acuerdo nefasto entre la dictadura paraguaya y la dictadura brasileña. Negar dictaduras, y tener pensamientos afines a las mismas es como decir que estás completamente de acuerdo con el histórico despojo de nuestra soberanía energética. Negar dictaduras es como no ver todo aquello que nuestro hermoso país pudo ser si hubiéramos tenido el completo manejo de nuestra soberanía.
Negar que existe el cambio climático es como decir que en el Paraguay los casos de Dengue y Chikungunya no aumentaron en los últimos 10 años a consecuencia directa de la deforestación. Negar que existe el cambio climático es como decir que cada año en Paraguay no hay sequía, y al año siguiente inundaciones terribles,
Nuevamente. ¿Qué tiene que ver Itaipú? Es como la gran llave que pudo proporcionar más infraestructura para poder resistir mejor a las olas de calor, proporcionar más hospitales cuando inician los picos de casos de Chikungunya. Es como esa gran oportunidad que tuvo el Paraguay para no ser un país cuya principal fuente energética siga siendo la BIOMASA. Esa gran oportunidad que tuvo el Paraguay para dejar de importar hidrocarburos.
Negar el cambio climático, y negar la dictadura, es como decir que lo que se hizo, se hizo de maravillas, y ahora “vamos a estar mejor”.
Hoy en día esa gran oportunidad de profundizar la discusión sobre nuestra soberanía energética, y al mismo tiempo combatir los negacionismos siguen ahí. La pelota sigue picando, cada vez menos, pero sigue ahí. Ya el resto depende de nosotras/os.
*Doctorando por la Universidad Autónoma de Barcelona-España. Máster en Hidrología por la Universidad de Montpellier-Francia. Ingeniero Ambiental-UNA. Miembro de la campaña Itaipú Ñane Mba´e.