En las antiguas civilizaciones, el uso de la barba era algo común entre los hombres; algunas naciones las relacionaban con el poder. Las civilizaciones de Mesopotamia, como los sumerios, utilizaban el vello facial como símbolo de riqueza y dominio, al igual que los persas. Asimismo, en la antigua Grecia era considerada como el atributo varonil supremo que reflejaba sabiduría.
Uno se pregunta con curiosidad: ¿Por qué los judíos se dejan crecer la barba? Para ellos, tiene un significado que va más allá del mero estilo personal: se trata de una razón sociológica. El vello facial en un israelita representa una gran energía de divinidad y cuando la tiene completa se le denomina una persona fiel.
También existen lugares en donde uno no puede dejarse crecer el pelo libremente. En Isesaki, una pequeña ciudad de Japón, se prohibió el uso a los empleados públicos; asimismo, es ilegal que los boxeadores amateurs tengan barba, aunque los bigotes bien recortados están permitidos. Así también, los pilotos profesionales de aviación deben estar bien afeitados para facilitar un sellado impenetrable de sus máscaras de oxígeno.
Artistas, deportistas y grandes personajes se apuntaron a la moda de dejarse crecer la barba. La de Sócrates era tan famosa que se lo llamaba el pedagogo barbudo. Futbolistas reconocidos como Andrea Pirlo, Gerad Piqué, actores como Chuck Norris y Brad Pitt, entre otros, son algunos de los que conforman esta larga lista.
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En un experimento publicado en la revista Evolution & Human Behavior hecho por la Universidad del Sur de Gales, los científicos estimaron que la barba hace que los hombres resulten mucho más atractivos para las mujeres. Si querés lucir más elegante o ser mejor visto por las chicas, deberías dejartela crecer, pero teniendo muy en cuenta la higiene personal.
Por Joaquín Tandé (17 años)