TALLER DE CARPINTERÍA (VIII) "Cepillar y Ajustar".

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Carlos Riquelme

Sea que un trabajo tenga una terminación excelente o que, por el contrario, se note que fue realizado sin prolijidad, la referencia última es siempre el profesional. Y para lograr un buen acabado, en el momento de la colocación por ejemplo, de puertas o ventanas, hace su aparición el cepillo. Con la buena técnica en la utilización de esta herramienta, se asegura un trabajo bien terminado y esto hace que se valore la tarea del carpintero.

En conexión con nuestras entregas anteriores, una vez que hemos conseguido que nuestra construcción o armadura esté ensamblada de la manera que hayamos elegido, es decir, con clavos o tornillos, u otros sistemas de ensamblaje, pasaremos a añadir los complementos que nos parezcan, por ejemplo, puertas. Para estos trabajos están los cepillos de mano, primero, y eléctricos, con posterioridad.

Cuando hablamos de cepillo, nos estamos refiriendo a un instrumento formado por un zoquete de madera con una abertura estrecha y atravesada, donde una cuchilla está embutida y sujeta con una cuña, y que sobresale un poco por la parte inferior para cortar y limpiar la madera.

En primer lugar, y una vez construida nuestra puerta, cajón o cualquier otro complemento, lo que haremos es presentarlo en el hueco donde corresponda y ver lo que sobra; una vez marcado con el lápiz, tomando el cepillo, empezaremos a repasar la madera hasta que quede a nuestro gusto.

En caso de que tengamos que cepillar las testas (superficies correspondientes a un corte transversal de un madero o alistonado, en las que se ven claramente las fibras serradas de la madera) de nuestro complemento, deberemos considerar que, si no tenemos cuidado a la salida del cepillo, romperemos una astilla larga. Las testas tienen el inconveniente de que son mucho más resistentes y duras que las caras o los cantos, de manera que emplearemos el sistema de cepillar primero una arista, luego la contraria y, por último, el centro, ya reducida en gran parte su superficie.

Otra manera de solucionar el problema del cepillado de las testas es cepillar primero en una dirección sin salir con el cepillo de la madera y luego cepillar desde la dirección contraria. Otro modo de conseguir no romper la testa de nuestra madera al sacar el cepillo es sujetar un palo al mismo extremo de nuestra tabla, de manera que alargue la superficie que cepillaremos y, por tanto, si astilla algo, este será el palo que hemos puesto con ese fin.

Se procede al cepillado con la intención de ajustar lo más posible una pieza a la otra, o de que las juntas entre piezas sean lo más perfectas posible. El cepillo eléctrico o el de mano no se utilizan con guías de profundidad de corte, es decir, que la medida del hierro que nosotros pongamos será la que marque la cantidad de madera que "comeremos" en cada una de las pasadas de nuestro cepillo.

El cepillo eléctrico tiene una tuerca grande con la que regula esta profundidad de corte, la cual no deberá superar los 2 milímetros. En el de mano, la profundidad de corte debe ser muy inferior a la del eléctrico.

Apuntes tecnológicos

Cepillo de afinar: Se trata de un cepillo de mano utilizado para dar el último acabado a la madera, siempre más preciso que un cepillo eléctrico.

Cepillo de raíces: Instrumento hecho de manojitos de cerdas o púas, sujetos en agujeros distribuidos convenientemente en una plancha de madera, hueso o pasta, de modo que queden iguales las cerdas, y que se usa para la limpieza de madera.

Caja de Herramientas

 

Desde el inicio de nuestras entregas sobre carpintería o trabajos en el aula taller de carpintería, insistíamos sobre el afilado de herramientas. Un buen profesional carpintero debe verificar, antes de empezar el trabajo, si la herramienta que utilizará está en condiciones. De esta manera, insistimos en la importancia que tiene el buen afilado de nuestras herramientas —en este caso, el cepillo— para su buen uso, rendimiento y seguridad.