Comunistas rusos reniegan de las críticas de Jruschov al culto a la personalidad de Stalin

Moscú, 6 jul (EFE).- Los comunistas rusos dieron un paso más en la rehabilitación de Iósif Stalin al condenar las críticas al culto a la personalidad del líder soviético vertidas en 1956 durante el histórico XX congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).

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Según informa este domingo la prensa, el Partido Comunista de Rusia aprobó la víspera durante su congreso una resolución en la que tacha de "erróneo y políticamente sesgado" el informe presentado el 25 de febrero de 1956 por el entonces secretario general, Nikita Jruschov.

La resolución subraya que el informe presentado por Jruschov contenía "hechos manipulados y acusaciones falsas contra Stalin", al tiempo que "distorsionaba la verdad sobre sus actividades estatales y del partido".

El número dos de los comunistas rusos, Dmitri Nóvikov, explicó que el objetivos es restablecer "la justifica histórica" en relación al hombre que dirigió con mano de hierro la URSS desde la muerte de Vladímir Lenin en 1924 hasta su fallecimiento en 1953.

En el XX congreso del PCUS Jruschov acusó a Stalin de promover el culto a la personalidad, de romper el principio de decisiones colegiadas y de ser responsable personalmente de la represión y deportación de millones de personas.

Ese proceso de desestanilización se consumó en el XXII congreso en 1961 en el que la momia de Stalin fue retirada del mausoleo de la plaza Roja, al igual que ocurrió con sus estatuas en todo el país.

Las críticas a su figura y las represiones estalinistas se acentuaron en los últimos años de vida de la URSS -durante la Perestroika de Mijaíl Gorbachov- y en la primera década de la Rusia democrática.

En los últimos años el presidente ruso, Vladímir Putin, ha defendido la figura de Stalin y criticado a Lenin por poner las bases legales para la desintegración de la Unión Soviética.

Desde su llegada al poder en el año 2000 se han instalado aproximadamente un centenar de monumentos en honor de Stalin, tendencia que se aceleró desde la anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014.

La reciente instalación de un bajorrelieve en una de las estaciones del metro de Moscú, que incluye una gran estatua del dictador, causó indignación entre opositores y activistas de derechos humanos.

En febrero pasado, las autoridades de Kaliningrado, enclave ruso incrustado entre Polonia y Lituania, rechazaron instalar un monumento a Stalin a petición de los comunistas locales al considerar que esa iniciativa no contribuye a la unidad de la sociedad.

Los comunistas rusos, que reeligieron el sábado a su octogenario líder, Guennadi Ziugánov, apoyan la campaña militar en Ucrania, pero rechazaron el referéndum constitucional de 2020 que permite a Putin permanecer en el Kremlin hasta 2036.

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