Alex Palou cumple un sueño americano que pasó por Japón

Óscar Maya BelchíRedacción deportes, 27 sep (EFE).- Alex Palou se convirtió el domingo en el primer piloto español en proclamarse campeón del IndyCar, la competición de monoplazas más importante de Estados Unidos, culminando así su sueño americano, que empezó en Japón allá por 2017 tras verse sin presupuesto para llegar a la Fórmula Uno y que culminó en su segundo año al hacer historia para el automovilismo de su país.

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Un éxito del que es partícipe Adrián Campos, fallecido de forma repentina el pasado 27 de enero, tras confiar en Palou “cuando nadie más lo hizo”, según reconoció el propio Palou. Padrino y mentor de tantos pilotos españoles como Fernando Alonso, Antonio García y Marc Gené, inculcándoles la pasión por los monoplazas, su cantera cuenta con un nuevo campeón.

Y lo hizo porque vio talento. Palou, nacido en Sant Antoni de Vilamajor, Barcelona, el 1 de abril de 1997, empezó a competir en karts con solo cinco años y en competiciones nacionales desde 2005, siendo fue tercero ese año y campeón en la siguiente edición. Ese mismo título nacional en categoría KF3 (para pilotos de entre 13 y 15 años) lo ganó en 2011 y 2012, así como el KZ2 en 2013.

En competiciones internacionales de karting compitió desde 2011 en el Europeo de KF3, logrando al año siguiente el subcampeonato de ese título, tras el británico George Russell, piloto Mercedes en F1 para la siguiente temporada. Además, en 2012 conquistó el WSK Euroseries en la categoría KF3.

Un año después llegó Adrián Campos, quien lo fichó para su escudería Campos Racing, consiguiendo el tercer puesto en la Eurofórmula Open F-3, la nueva denominación de la European F3.

Al año siguiente compitió en la GP Formula Series, en la que sumó su primer triunfo en el circuito Yas Marina, en Abu Dabi, que cerraba la competición.

En 2016, Palou tomó parte con el equipo de Campos en las competiciones internacionales de monoplazas GP3 y en octubre de ese año hizo también la promocional profesional Ferrari Challenge Europa como piloto de la Stile F Squadra Corse, disputada en Jerez. En ésta fue segundo en la primera manga y ganó la segunda tras salir en ambas desde la pole.

Para el año 2017 fichó por la escudería Teo Martin Motosport, con la que fue décimo en la World Series de la Fórmula V8 3.5, y con el equipo de Campos hizo el nuevo Mundial de Fórmula 2, antes GP2 Series.

Y rumbo a Japón, un país que cambió su carrera deportiva. Sin poder pensar en tener un asiento en Fórmula Uno por los duros requisitos económicos, impresionó en las competiciones niponas de monoplazas. Tercero en la Fórmula 3 del país asiático y en la Super Fórmula, actuaciones que le valieron la apuesta de Team Goh, equipo de automovilismo japonés fundado por Kazumichi Goh en 1996, que, junto al grupo inversor Monaco Increase Management (MIM), proyecto de Salvatore Gandolfo y que le sigue acompañando en su carrera, le valieron el salto a Estados Unidos.

En un IndyCar en el que los colores de los monoplazas lo marcan los patrocinadores, Palou arrancó, hasta las 500 Millas de Indianápolis, sin ninguna marca en su monoplaza -una temporada después le mostró su apoyo la empresa NTT Data-, patrocinador oficial del campeonato., con el equipo más modesto de la parrilla y con el coronavirus que no le permitió hacer test en muchos de los circuitos.

Fue a ciegas varios fines de semana, pero demostró merecer más monoplaza del que tenía en sus manos. Su primer año lo cerró en la decimosexta plaza del certamen con 238 puntos, un podio - en el Road América-1 en Elkhart Lake (Wisconsin) el 11 de julio- como mejor resultado y una vuelta rápida -en el Gateway-2 del 30 de agosto en Madison (Illinois)-. Además de meterse entre los nueve pilotos que lucharon por la pole en la histórica cita de la Indy500.

El éxito pudo ser mayor de no haber tenido problemas en las paradas en boxes en repetidas ocasiones y de haberle salido bien su arriesgada estrategia en la última prueba en el circuito rutero de St. Petersburg (Florida, EEUU). Carrera en la que de haber habido una bandera amarilla más en las últimas vueltas podría haber finalizado entre los cinco primeros tras una gran actuación en el ahorro de combustible y en los adelantamientos, llegándose a poner líder de la misma.

Rendimiento que le hizo, por primera vez en su carrera en monoplazas, ganarse un asiento en un equipo campeón. Chip Ganassi, histórico de las carreras en Estados Unidos, ya tenía al neozelandés Scott Dixon, seis veces campeón del IndyCar, en sus filas, pero quería tener también al relevo generacional. Y llegó en su primer año.

Coche campeón y Palou sale campeón en la primera oportunidad. El español fue el más constante durante toda la temporada y solo un toque de Rinus Veekay en Gateway, que le dejó fuera de la carrera, y la rotura de motor en la carrera anterior en Indianápolis cuando rodaba en posiciones de podio a ocho vueltas del final, han hecho que el ansiado desenlace haya tenido que esperar hasta la última carrera de la temporada en el siempre difícil circuito, y nuevo para Palou, de Long Beach (California).

Una temporada redonda que lo pudo ser aún más si llega a ganar las 500 Millas de Indianápolis, que acabó segundo y solo los doblados le impidieron empaparse de leche tras cruzar primero la línea de ladrillos. Decepción aquel 30 de mayo, pero Palou ya avisó, en declaraciones a EFE, de que su objetivo llegaba hasta este 26 de septiembre.

“Tengo ganas a morir de ganar la Indy500, pero más del campeonato”, y lo ha logrado en una última carrera en la que siempre lo tuvo de cara, sin meterse en problemas y pensando desde el primer momento en su objetivo, su sueño que logró cumplir un 26 de septiembre que recordará siempre.

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