La Liga llevaba parada seis semanas desde el estallido social en el país y el fútbol no había podido retomarse por motivos de seguridad. A falta de seis jornadas el título estaba todavía por definirse, a pesar de que los cruzados tenían 13 puntos de ventaja en el liderato.
La decisión fue tomada en una reunión de los presidentes de los clubes de Primera, Primera B (segunda) y Segunda división (tercera), que con 42 votos a favor, 3 en contra y una abstención determinaron conceder el título a la Católica.
