En vez de cánticos, goles y celebraciones, la fiesta del fútbol se ha visto empañada por la violencia.
Tragedia en México
La pelea entre hinchas del Querétaro y Atlas, iniciada en las gradas, fue a parar al terreno de juego y provocó que los futbolistas se refugiaran en los vestuarios y el árbitro diera por terminado el encuentro.
“Es una tragedia porque, aunque no hay muertos, no podemos decir que no es una tragedia y no podemos permitir que se politice”, dijo el gobernador del estado, Mauricio Kuri. Indicó que fueron hospitalizadas 26 personas.
El presidente de la liga mexicana de balompié, Mikel Arriola, anunció que en los partidos del campeonato ya no se permitirá la entrada a los estadios de las barras de los equipos visitantes.
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Un muerto en Brasil
Y cuando se creía que después de lo de México, el resto de países en América tendría una jornada de fútbol tranquila, en Brasil, una pelea entre hinchas del Atlético Mineiro y del Cruzeiro dejó el domingo un muerto y un herido de bala antes del derbi de Belo Horizonte.
El pasado 24 de febrero dos jugadores del Bahía resultaron heridos después de que un artefacto explosivo fuera lanzado contra el autobús del equipo en su camino al estadio.
En otra situación violenta reciente, el autobús del Gremio fue apedreado por hinchas del Internacional, dejando varios jugadores heridos, entre ellos el paraguayo Mathías Villasanti.
Paraguay también sufre
El fútbol paraguayo también sufre por culpa de los inadaptados. En la noche del sábado, durante el partido Cerro vs. Sol, se registraron hechos de violencia entre miembros de la barra brava azulgrana. Hubo nueve heridos con estocadas, mientras que una mujer fue manoseada y le robaron el celular.
