En una mediocre presentación, pero efectiva al fin, el equipo albiceleste se adjudicó con la victoria ante el 9 de Octubre de Ecuador. El solitario tanto de Diego Godoy a los 94′ minutos le valió el triunfo y el liderato del Grupo E al equipo de Troadio Duarte.
La radiografía inicial del partido planteaba cosas interesantes, principalmente para el equipo visitante. Un 9 de Octubre que sacaba ventajas claras desde los costados,con las proyecciones en vertical de sus futbolistas. Una peculiaridad, fue el rol asumido por el arquero Jorge Pinos, que por momentos subía hasta el medio sector en una suerte de “arquero volante”.
Guaireña tenía la posesión, pero no lograba profundizar, incluso parecía intimidado ante la disposición del rival y para colmo de males; se veía obligado a modificar su esquema inicial con la salida de Murillo a causa de una molestia.
Las primeras insinuaciones concretas llegaron por el lado del equipo ecuatoriano, que tenía la fortaleza física para ganar los duelos individuales y la suficiencia para jugar mejor colectivamente. La puntada final era la cuota pendiente en el visitante, ante un equipo albiceleste que jugaba a la improvisada.
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La intención no bastaba, había que acompañarla con un “rendimiento” y Guaireña lo sabía. Así que para ir ganando confianza, apostaron a las pelotas paradas que resultaron ser un bálsamo de soluciones para el equipo “Gua’i”.
Como todo equipo paraguayo, Guaireña entendió que podía hacer daño con el juego aéreo. Tuvo las más claras de manera encadenada con Villagra y Paniagua que increíblemente no acertaron al arco, pero servía de impulso anímico para tomar las riendas del compromiso e ir corrigiendo algunos déficits.
Ante la clara superioridad física del 9 de Octubre, el albiceleste prefería ejercer la presión solamente cuando los rivales pasaban por el medio campo, quizás fue un error. El juego se volvió a cortar y sin un claro dominador en el compromiso, los equipos se marchaban a vestuarios.
Alguna que otra ocasión clara para cada equipo, no mucho más. La intrascendencia y la pasividad reinaban en el compromiso, hecho que perjudicaba la imagen y las pretensiones del equipo de Troadio Duarte. Había que cambiar el chip en la complementaria.
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El segundo tiempo volvía a posicionar al equipo ecuatoriano como el tenía la iniciativa, los dirigidos por Juan León también demostraban que podían hacer daño con la pelota parada y en los primeros compases causaron estragos mediante centros.
Guaireña nuevamente se encontraba en un bucle pasivo ante la adversidad, en contra del reloj y sin encontrar su juego, el albiceleste se veía en grabes apremios. Si bien no era la octava maravilla, el jugador más participativo era Villagra, que intentaba con arremetidas individuales y disparos de media distancia.
Era un espectáculo muy pobre el que se percibía en el Defensores del Chaco, ambos equipos no se inquietaban mutuamente. 9 de Octubre dominaba mejor la pelota, mientras Guaireña no lograba absolutamente nada. Pasaron más de 70 minutos y el desarrollo seguía igual de cancino.
La gente nueva que ingresaba desde el banco tampoco brindaba soluciones, evidentemente no era el día más inspirado para los villarriqueños. La depresión futbolística era real y pesaba, mientras el cronómetro respiraba en la nuca conforme iban pasando los minutos.
Los ecuatorianos por su lado, parecían más enteros en los minutos finales y llegaban constantemente, producto de alguna contra o una pelota parada. Guaireña en modo espectador, a pesar la exigencia que ameritaba el compromiso, el destino final parecía inevitable a 5 minutos del final.
Tan deprimente era el panorama, que la figura del encuentro terminó siendo José Pinto, sin tener ninguna tapada o jugada clave. Pero había demostrado una buena actitud y además daba nota de su envidiable juego con los pies.
Contra todo guión y por aquellas cosas que hacen al fútbol un deporte impredecible, se producía un penal para Guaireña a tres minutos del final. El siempre influyente, Diego “Lito” Duarte, recibía una falta del arquero, que empañaba su estatus de figura. Así de cambiante, así de peculiar.
Partido flojo, sin ánimo, una presentación muy pobre de Guaireña. Pero poco le importó a Diego Godoy, que tapó todas las falencias de su equipo, transformando el penal por gol. 94 minutos después, Guaireña pasaba a ganar el partido.
Llegó el final y el equipo villariqueño había logrado su cometido, ganar, que era lo más importante. Con este resultado, los dirigidos por Troadio Duarte alcanzan la cima del Grupo E de la Sudamericana en conjunto con Internacional, ambos con 5 puntos.