Eran las 20:50, aproximadamente, del viernes 6 de marzo. Nacional y Cerro Porteño igualaban sin goles. La atención estaba en el Arsenio Erico, donde el Ciclón de Francisco Arce buscaba recomponerse luego de la eliminación en Copa Libertadores y la derrota contra General Díaz. Cuando el final del primer tiempo estaba cerca, la primera noticia bomba del día también: en Dos Bocas, a unos kilómetros de Barrio Obrero, Gustavo Costas renunciaba como técnico de Guaraní.
Es como un golpe de boxeador del cual uno tarda segundos para volver a la estabilidad. El entrenador decidió abandonar el club cuando había realizado una campaña única, histórica y hasta difícil de repetir en la Copa Libertadores y el torneo Apertura. El Aborigen, que superó una serie de problemas en el arranque de la temporada, pelea por ambos títulos. Intentar comprender por qué el DT renunciaba era un imposible. Pero existía una causante y salió a luz.
Mientras los jugadores concentraban para el partido contra Sol de América, el gerente administrativo del Aurinegro, Ricardo Valinotti, intentó imponer a que Gaspar Servio, el arquero titular, juegue ante el Danzarín. Este pedido molestó al entrenador y desembocó en la decisión de dimitir al cargo. La comisión directiva, que hasta el viernes disfrutaba el momento del equipo, llamó a una reunión urgente para encontrar una salida.
Juan Alberto Acosta, presidente, y Santiago Sosa, gerente deportivo, conversaron con Costas y convencieron al argentino para que continúe. El técnico aceptó y dirige este sábado contra el Danzarín. La renuncia y la continuidad es otro capítulo de la historia que vive Guaraní en 2020 luego del error en anotar a Roberto Fernández y no a Rodrigo Fernández Cedrés en la Libertadores, la ida de Claudio Aquino a Cerro Porteño y los seis extranjeros contra Olimpia.
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