Aquel partido jugado en el estadio Defensores del Chaco concluyó sin abrirse el marcador y se tuvo que recurrir a la tanda de los penales para dilucidar el primer lugar de la segunda rueda y que daría al ganador dos puntos de bonificación. El técnico de los franjeados fue Éver Almeida y del Ciclón, Paulo César Carpegiani.
En la tanda de los penales los olimpistas marcaron sus cinco tiros, mientras que por el lado de los azulgranas, el disparo de Virgilio Ferreira fue desviado por el golero franjeado, Jorge Battaglia, y así concluyó la lucha, con el éxito de los de Para Uno.
Ese año, Olimpia era el puntero de la Liguilla final, cuando fue suspendido el torneo, por graves irregularidades, siendo proclamado campeón invicto de la temporada.
